Los propietarios del Centro Comercial Oasis y de la cadena hotelera Riu han alcanzado un acuerdo para rehabilitar de forma conjunta el frente marítimo entre la Charca y el Faro de Maspalomas, que incluye el derribo del hotel y de los locales en el mes de abril de 2013 y la reconstrucción de ambos edificios en los siguientes dieciocho meses.

La operación incluye al restaurante El Senador, que también invade la zona de dominio marítimo-terrestre y quedaría como un único punto negro en esa zona del litoral, pero aún no se ha negociado con la propietaria del terreno. Se trata de una ciudadana alemana que lo tiene a arrendado a cinco inquilinos.

La propuesta ya ha sido presentada al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y a la empresa pública Gesplan para que la incorporen al Plan de Modernización Turística del Gobierno de Canarias. No obstante, el proyecto aún debe salvar algunos inconvenientes, según señalaron fuentes de ambos organismos. El primer problema es la división en la comunidad de propietarios del Centro Comercial Oasis, pues varios dueños de locales no aceptan la propuesta de derribo y rehabilitación que plantean los demás socios.

La empresa hotelera Riu y los dueños del Oasis están obligados a retranquear sus negocios porque incumplen la Ley de Costas. En concreto, el Ayuntamiento de San Bartolomé reclama desde hace tiempo la devolución de los jardines que están delante del hotel, pues entiende que están en zona pública y ya se han cumplido los 25 años de concesión administrativa.

Demolición

La situación del Centro Comercial Oasis es aún más delicada. No solo invade de forma ilegal la playa de Maspalomas, sino que se encuentra en un avanzado estado de deterioro por las inundaciones de los últimos años. Ello ha llevado a la mayoría de sus propietarios a proponer una demolición voluntaria y reconstruir los comercios seis metros hacia el interior.

Ese retranqueo, obligado por la Ley de Costas bajo amenaza de la piqueta, permitirá conectar la Charca y El Faro, la única zona del litoral de Maspalomas donde no existe paseo marítimo pese a ser la más concurrida por bañistas y visitantes. Aunque la operación se lleva con la máxima discreción, sus promotores creen que es una buena solución legal, técnica y estética.