Enseñanza número 39 del maestro japonés Hatsumi Sensei: "Hay que mantenerse en el camino", y esto es lo que Pedro Fleitas hace desde que se inició en las artes marciales cuando tan solo era un adolescente. Un recorrido en "búsqueda de la felicidad y la integridad" que le llevó a abrir su propio centro de instrucción en Telde, donde practica la medicina natural. Ejercitar el cuerpo, pero también la mente y el espíritu. Un estilo de vida que se arraigó en él a miles de kilómetros de su ciudad natal, en el país del origen del sol: Japón, y que ha esparcido por todo el mundo.

Tenía unos 14 años cuando empezó a interesarse por el taekwondo y el full contact. Apenas había alcanzado la mayoría de edad cuando llegó a Jinámar para dar clases de shorinji kempo (un arte marcial japonés moderno) en un colegio del Valle de Jinámar. Fue uno de los cuatro primeros occidentales que en el 2004 adquirieron el máximo grado que puede lograr un ninja, el decimoquinto, "pero me faltaba una aportación más filosófica y así comenzó mi búsqueda hasta llegar a mi maestro, el doctor Masaaki Hatsumi, quien me rebautizó como Unryu, que significa Dragón de las Nubes".

Enseñanza número 14 de Dragón Blanco: "Todos los fenómenos son nuestros maestros. Hay que tener, siempre, conciencia de por qué, es decir, tener espíritu de búsqueda". Fleitas acudió a finales de los 80 a un seminario en Gerona sobre la materia y fue allí cuando a través de un profesor sueco entró por primera vez en contacto con el que a día de hoy es su mentor, el doctor Masaaki Hatsumi. No lo dudó y se fue a Japón para comenzar con el aprendizaje. "Cuando llegué fue un impacto y toda mi vida cambia por un momento porque él cierra todos los conceptos que yo tengo sobre el arte marcial", recuerda mientras revive el primero de los 76 viajes que ya ha realizado al lejano país nipón.

Técnicas, sí, pero la lección más importante que el ninja recibió fue que "budo (artes marciales) y vida son iguales" o lo que viene a ser lo mismo, aprender a vivir a través de esta práctica ancestral. Una filosofía que a su vez el propio Soke Masaaki Hatsumi aprendió en su época de discípulo en la antigua China, hace más de 70 años y que ha trasladado a sus más de mil aprendices: "Todos los seres humanos, independientemente de lo que hagan, buscan la felicidad".

Número 35: "No es enseñar, es transmitir". Y a eso se empeñó Pedro Fleitas cuando aconsejado por el profesor japonés, regresó a Occidente para difundir los conocimientos aprendidos. Abrió el Bujinkan Dojo o la Casa del Divino Guerrero en Telde en 1987 y desde entonces han pasado por el centro miles de alumnos, entre ellos su propio hijo, que más que meros aprendices, para Fleitas son "amigos". "Algunos llevan conmigo más de 25 años", detalló. Pero su legado no se estancó en la ciudad de los faycanes, sino que este "maestro de maestros" imparte clases en los centros que tiene abiertos por todo el mundo como Chile, Brasil, Venezuela, Estados Unidos, Colombia, Argentina, Alemania, Austria, Gran Bretaña, Portugal, o Serbia entre otros muchos. De ahí que el teldense nacido en el barrio de San Juan, tenga "entre 1.500 y 2.000 amigos", comentó entre risas. Y aunque tan solo unos privilegiados son sus uchi deshi (pupilos directos), a todos ellos les hace partícipes de lo primero que aprendió: "El dolor es temporal, pero la confusión dura para siempre".

Desde hace 15 años, practica y enseña naturopatía en todos sus Bujinkan Dojo. "Estoy abierto a cualquier método natural de salud: acupuntura, homeopatía, etc... ya que antiguamente en Japón se decía que hay que ser capaz de bloquear a un individuo, pero también hay que ser capaz de reanimarlo para que no pierda la vida", explicó en la sala en la que recibe a los "usuarios que buscan una alternativa a su dolor". Todo forma parte un único concepto: las artes marciales, que "unen siempre medicina filosofía y el arte marcial como arte de guerra, porque si son solo técnicas la persona que las practica se embrutece y pierde la sensibilidad".

Y entre las clases, las consultas a este artista marcial le queda tiempo para impartir seminarios en congresos, labores que pronto tendrá que combinar con su futuro cargo como vicepresidente de la Organización Colegial de Naturopatía Fenaco. Sin embargo, "aunque me encanta que me llamen ninja es esto es meramente un concepto es una persona que busca la integridad a través de la experiencia física, mental y espiritual y el contacto con la naturaleza, tienes que seguir aprendiendo e investigando diferentes áreas de la vida y compartirlo con los demás".

Para él, "las artes marciales son mucho más que técnicas, que no se pueden valorar solo con las catas más altas, ya que ahí está tan solo el límite y hay que buscar más, aun cuando haya cosas que no podamos comprender", por eso siempre tiene ha tenido presente la Banpen Fukyo: "Ni mil cambios te sorprenderán", cuya clave no es otra que el entrenamiento y la constancia.