En 1971, Santiago Cazorla León aprobó las oposiciones como Canónigo Penitencial de la catedral de Santa Ana, convirtiéndose en el último sacerdote con esta categoría en la ciudad grancanaria. Cargos que compaginó con la investigación histórica y la publicación de siete libros, entre los que destacan Historia de la catedral de Canarias y La virgen del Pino en la historia de Gran Canaria, "por ser sus favoritos", matizó su sobrina, mientras acariciaba las portadas de ambas monografías.

En su última etapa de vida, Cazorla se nutrió de toda información histórica en los archivos parroquiales. De esa investigación documental, el propio Cazorla afirmó en una entrevista a este rotativo datada en 1997, que se debía "eliminar el complejo de que Canarias ha sido diócesis de destierro, ya que las Islas han tenido extraordinarios obispos", señaló el sacerdote aquel día.