El Cristo Crucificado de la iglesia de Santa María de Guía ha salido del quirófano como nuevo. Durante cuatro meses, la obra de Luján Pérez ha sido sometida a diversas intervenciones de cirugía que le han devuelto el mismo aspecto que presentaba cuando en 1811 lo concluyó este imaginero. Los trabajos del restaurador Francisco Díaz han servido para recomponerle varios dedos de las manos, fracturados en las distintas bajadas de su hornacina, para cubrir las grietas que presentaba en el ensamblado de la talla, dos de las cuales coincidían con el rostro, y para que recuperara el tono de la policromía original, sobre todo de las manos y pies, puesto que en el transcurso de estos doscientos años había perdido los tonos verdosos y amorotados propios de esta representación de la crucifixión.

En la iglesia de Guía, a donde ha regresado esta pieza, de gran valor patrimonial, tras su paso por el taller de la Fundación Luján Pérez, el restaurador explicó anoche que la obra fue realizada para colocarla en el segundo cuerpo del retablo de ese templo, y permaneció allí durante un siglo. Es en 1915 cuando empezó a bajarse para sacarla en procesión, ritual que se mantiene hasta 2012, cuando se decidió que la imagen permaneciera en el altar para evitar su deterioro. Precisamente tantas operaciones de subir y bajar fueron las que provocaron que se le rompieran algunos dedos, que según apuntó Francisco Díaz, licenciado en Bellas Artes y especializado en la conservación de obras de arte, se han ido pegando con adhesivos sin mucha pulcritud, puesto que en algunos casos ni siquiera coincidían las superficies de los trozos a unir.

Con todo, el restaurador destacó que el estado de conservación de la obra, que nunca antes había sido retocada por expertos, era estable porque la madera se encontraba en buen estado. El hecho de que la talla de 160x110x41 esté formada por varias piezas ensambladas ha provocado que en esas uniones hayan aparecido grietas, dos de ellas en la cara, que se han cubierto. También explicó que ha habido que eliminar la suciedad que presentaba la imagen sobre todo por la espalda, y retirar la capa de barniz oxidado puesto que ambos factores desvirtuaban el color original de la pieza. Además, añadió que para conseguir que las mismas tonalidades cromáticas que le imprimió Manuel Hernández (El Morenito), pues se sabe que Luján Pérez solo tallaba, se ha utilizado una técnica que consiste en ir llenando con pequeños puntos la zona hasta lograr la sensación visual de que la policromía está completa.

Otra anécdota que comentó Francisco Díaz fue que la pieza la esculpió Luján Pérez en la capilla del antiguo hospicio de Santa Catalina, hoy Teatro Viejo, y ahora se ha restaurado en la sede del edificio de la Fundación, que lleva el nombre del imaginero.

De otro lado, en el mismo acto de presentación del Cristo de Luján Pérez ya restablecido, el coordinador general de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo del Gran Canaria, Larry Álvarez, manifestó que "con esta intervención, que se suma a otras ya realizadas en varios puntos de la Isla, se culmina un ambicioso proyecto de recuperación, ya que era la última obra del escultor que faltaba por recuperar en este templo". Estos trabajos han costado a la corporación insular 11.770 euros.

Asimismo, el coordinador de Cultura y Patrimonio Histórico informó de que la presentación coincidía con el inicio de otras tres intervenciones de piezas firmadas por Luján: la del Crucificado de la Sala Capitular (catedral de Santa Ana de la capital grancanaria), la del San Pedro Mártir de Verona (San Juan de Telde) y la del conjunto escultórico de la Virgen del Carmen (iglesia de San Agustín de la capital grancanaria). Álvarez concluyó que el Cabildo habrá invertido así en la recuperación de obras de este escultor en este mandado unos 106.000 euros.