La clausura de la Universidad de Verano de Maspalomas rindió tributo al silbo gomero y al meritorio esfuerzo por mantener este lenguaje silbado tradicional y su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. De ahí, que los últimos sonidos que se escucharon en las aulas fuera un "hasta el año que viene", perfectamente reconocible para el público presente en el acto de clausura de la XXIV edición de este campus, que se ha saldado con la consolidación de su internacionalización y con un incremento del 42% más de alumnos, al lograr 626 matrículas en 2015, frente a las 461 del año pasado. El 12% de las matrículas fueron de alumnos desempleados o discapacitados.

El motivo de este éxito, según su director, Michel Jorge Millares, no radica en que hubiera más o mejores contenidos que en la edición anterior, ni más presupuesto, sino de que ha dispuesto de casi un mes para divulgar el programa y que espera que el año próximo -ya superados los problemas administrativos que han limitado a este Campus- se pueda presentar el programa a comienzos de mayo, con la inauguración de la exposición conmemorativa del 25 aniversario.

Oportunidades

Michel Jorge adelantó que el tema central para la próxima edición será "Educar para la paz y la convivencia" y que con la colaboración de la Fundación Universitaria de Las Palmas se puedan ofrecer algunos cursos en streaming y la posibilidad de que los alumnos puedan tener prácticas remuneradas. Finalizó su balance invitando a instituciones y empresas a "creer en este campus de verano y en un futuro de oportunidades para la decana de las universidades de verano de Canarias, en su etapa de madurez".

Estas palabras coincidieron también con las declaraciones de los participantes en el acto Elena Álamo, alcaldesa en funciones del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana; el consejero de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Carlos Ruiz, y el presidente del Consejo Social de la ULPGC, Ángel Tristán Pimienta.

Este último destacó la implicación que va a tener la Universidad con la sociedad, apoyando esfuerzos como el del Campus de verano que, "como casi todos los recursos educativos de Gran Canaria, son fruto de la lucha de la sociedad".