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Valsequillo Fiestas de San Miguel

Un restaurante de rechupete

De Ca' Eusebito a Monzón, pasando por bar Hermanos Monzón, fue fundado por el patriarca en 1949, cerró en junio y reabrirá este mes

La familia Monzón en una imagen procedente de su álbum familiar. LP / DLP

El bar, que empezó llamándose Ca' Eusebito (el nombre del padre fundador), nació en 1949, coincidiendo con el nacimiento de su primogénito Eusebio, hermano mayor de Mari. Comenzó su andadura el 29 de septiembre, día de San Miguel y ocho días después de que naciera Eusebio júnior.

Eusebito montó su bar como lo hacían muchos paisanos de la época en la que afloraban bares y tiendas de aceite y vinagre por doquier. "Él era muy bueno en la cocina y le dio por montar el bar sin imaginar el éxito unánime que tendría después entre su clientela", recuerda su hija Mari.

Era bueno en la cocina porque, aparte de cualidades innatas, fue primero cocinero en el cuartel. Cocinero antes que fraile. Abrió el bar y comenzó a preparar sus primeras garbanzas con carne (premio insular), los caracoles (donde lograron un premio en Agüimes), el hígado embarrado, los callos con garbanzas, la paletilla de cordero al horno, las croquetas de espinacas con nueces, las costillas valsequilleras al estilo chicha, los montaditos de cochinillo? todas esas tapas que le luego le darían fama y que salían como rosquillas.

El bar se cerró el 30 de junio pasado y hasta el último momento se degustaron las tapas y las raciones que lo hicieron famoso entre los parroquianos en sus 66 años de existencia. Se había abierto el 29 de septiembre de 1949.

El restaurante se cerró hace apenas dos meses porque ya la familia no daba abasto con tanto trajín. Estaba seguramente en el momento más culminante ya que la clientela había aumentado de manera exponencial, pero ya Mari y su cuñada no daban avío. Para más inri, el año pasado falleció su hermana menor, Teri, que también trabajaba con ellas, y se jubiló su hermano Pepe, que era el referente del negocio familiar.

"Nos quedamos solas mi cuñada Gloria y yo. Cada día venía más gente gracias al boca a boca y a las redes sociales del Facebook. El bar siempre estaba lleno. El último domingo la gente me decía que cómo iba a cerrar si el negocio iba viento en popa y siempre el local estaba lleno", dice Mari.

Llegaron a la conclusión de que tenían que cerrarlo por el mucho trabajo que acarreaba. "Yo no podía más. No podíamos más por más que poníamos extras. Siempre tenía que terminar haciendo las cosas por razones obvias porque tuvo una trayectoria familiar, y eso condujo a que siempre hubiera mucha gente. Mi salud se iba deteriorando y esa fue una razón fundamental para tomar la decisión de cerrar que tanto nos dolió. Al final tuve que tomar una determinación muy triste. Hemos nacido y nos hemos criado siete hermanos ahí y me tocó cerrarlo. Ha sido de verdad muy duro para mí, para mis hermanos y para el pueblo".

"Si dios quiere se vuelve a a reabrir en septiembre con otra gente con bastante apego a nosotros. Y nosotros vamos a estar ahí, evidentemente. Ha sido muy duro".

El establecimiento seguirá con el mismo nombre porque la gente que lo coge es consciente de que el negocio siempre ha funcionado con ese apellido. Primero fue Ca' Eusebito, luego bar Hermanos Monzón y finalmente restaurante Monzón. "No se la juegan a cambiar el nombre porque el restaurante Monzón ya es una garantía con el nombre original".

Seguirá con sus garbanzas, sus caracoles, sus costillas valsequilleras con su piña y mojo de cilantro? Seguirá con el mismo estilo y con la misma clientela. El bar siempre ha tenido éxito no solo con la gente de Valsequillo, sino con los foráneos. Ha sido una institución en el pueblo de Valsequillo. "Nos venían de todos los rincones de la isla, pero también de Tenerife, de Lanzarote, de Fuerteventura y de la Península. Cada vez que venían de vacaciones llegaban hasta el restaurante Monzón".

Por el protocolo de papeles, una vez muerto el padre fundador el bar comenzó a llamarse Hermanos Monzón, aunque tenía que haber seguido como Ca' Eusebito, según su hija. "Cuando falleció mi padre siguieron trabajando mis hermanos". La casa donde se ubica el negocio tiene 380 años, allí se dijo misa antes que en la iglesia.

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