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Radiografía de las mieles isleñas

El Cabildo celebra en Santa Lucía la primera fase de su X Cata Insular - La producción del presente año 2015 se reduce en 20 toneladas por la sequía de la mitad sur de Gran Canaria

Dos catadores durante un momento de la cata

El Cabildo inició ayer la décima edición de su Cata Insular de Mieles, un confitado certamen en el que se pasa por el olfato, gusto, tacto y vista de los catadores las mejores producciones inscritas en la marca Gran Canaria Calidad

La cita comenzaba ayer en el Museo de la Zafra de Santa Lucía, con varias mesas presididas por una manzana y pan bizcocho para resetear la boca entre mielazo y mielazo. El consejero del Sector Primario, Miguel Hidalgo y la alcaldesa Dunia González, bajo el consejo al jurado de que se lo tomaran con calma, levantaron el cucharón de salida de un maratón de 57 muestras, la mitad de ellas ayer y otro tanto hoy para no terminar colapsando el sentido de los 14 expertos participantes.

Y se equivoca quién piense que relamer mieles con ánimo de enjuiciar es una parranda en Yellowstone con osos de dibujos animados. Porque no más salir de la trastienda las copas numeradas la sala entra en un silencio sepulcral con tintes de liturgia, y una poca de burocracia con el apunte en folios de los puntos por los distintos baremos que implica la mecánica.

Ahí está Emiliano Fernández, apicultor de El Hierro referente de Canarias catando y produciendo, sentado ante seis copas de otras tantas seis melazas. Y otros tantos folios. Emiliano ausculta con ojo de cernícalo la color, menea la cuchara y bate. Luego estira el caramelo líquido y posa en el filo de la lengua una jícara en gota de miel.

Vanessa Santana, una mesa más atrás, hace lo propio y también lleva la miel a la garganta para poner a funcionar el retrolfato y de paso puntuar la textura y su cristalización, ese punto de granillo fino azucarado que da la golosina cuando se relame en la boca.

Así hasta un total de 23 mieles ayer, entre bocados de manzana, vasos de agua y mordidas al pan bizcochado, y también con recreos al patio entre tanda y tanda para prevenir un fatídico y empalagoso emboste que acabe con el buen tino del experto.

Tras la recogida de las puntuaciones pasarán unas horas, o días, para determinar el fallo, que contempla 19 premios destinados a unos productores que han visto mermado el rendimiento de sus panales por la sequía que ha padecido el sur "y la llegada de tierra de África", y que se ha saldado, según Luis Pérez, presidente de la Asociación de Apicultores de Santa Lucía, con "cero kilos", de tal forma que las 120 toneladas de 2014 se han reducido este año a solo cien.

Añade Pérez, uno de los 300 apicultores de Gran Canaria, que el fenómeno no es extraño, ya que cada cinco o seis años "se repite el ciclo por la falta de lluvias".

La buena noticia es que las tornas han cambiado. De momento asegura que con las aguas caídas en estos últimos días "ya tenemos floración garantizada".

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