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El oscuro paso de ser padre de tres niños a convertirse en un pederasta

Los expertos señalan que los agresores, como puede ser el caso de 'Juan el Rubio', tienen un trastorno sexual que se desata por épocas

Antonio Ojeda, conocido por Juan el Rubio, ha convivido con distintas parejas, con las que ha tenido dos hijos y una hija. Y, a pesar de estas relaciones familiares, es el principal sospechoso de una agresión sexual a un menor que tuvo lugar hace cuatro años, que le llevó a una prisión gaditana; y ahora también es el principal sospechoso de la desaparición de Yeremi Vargas, que tenía en ese momento siete años.

¿Cómo se puede esconder un pederasta detrás del perfil de este chatarrero de 56 años? Los expertos responden que este tipo de personas presenta una personalidad compleja, con un trastorno sexual que se puede desatar en momentos de su vida, cuando el placer forma parte de su desarrollo personal.

Son muchos los casos en los que este tipo de individuos se siente atraído sexual o eróticamente por un niño (varón o hembra), pudiendo llegar a mantener relaciones sexuales. En este caso se trataría de un pedófilo. Pero cuando se produce una agresión sexual estamos hablando del pederasta, como es el caso del Rubio, si se confirma el delito por el que está encarcelado de forma preventiva.

Según un experto, "el delincuente padece un trastorno sexual del que es consciente y que trata de ocultar. Vive pendiente de todas las circunstancias que le rodean para ocultar sus instintos ". Y, en muchas ocasiones, las redes sociales se convierten en un portal ideal para tapar su identidad. Pero no fue este el caso. Cuando los excesos podían con él, el Rubio se llegaba a vanagloriar en público de que conocía los secretos que rodeaban la ausencia de Yéremi, y de que tenía claves que le convertían en un colaborador ante la Guardia Civil. Tal vez, en un ejercicio de que la mejor defensa es un buen ataque, ya que había pistas que podían conducirle a él, como es el caso de su coche.

Un experto asegura que el pedófilo "solo se quiere dar satisfacción a sí mismo, aunque sea haciendo daño a los demás, porque es cuando logra su meta, cuando se siente desarrollado".

En el caso de la agresión sexual por la que está en prisión, los vecinos hablan de que el chatarrero había engatusado al menor con su ofrecimiento de una bicicleta. Y también se baraja la posibilidad de que en su chabola hubiese ido a parar también Yeremi.

Las investigaciones deben determinar si en su historial delictivo se encuentran más atentados contra menores de edad.

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