La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fiestas del Pino Romería-ofrenda

"Vine después de sacar la plaza fija"

Un grupo de amigos viene a pie desde Gáldar para agradecer a la Virgen del Pino el puesto como profesor de secundaria de uno de ellos

"Cuando hicimos la promesa, nosotros y otros más, dijimos que lo cumpliríamos emocionados y sin dudas. Al final quedamos nosotros cuatro y estamos destrozados", cuenta con sentido del humor aún presente Eduardo Morales. Mientras se agacha para recuperar aliento y asegura que no puede más, sus tres amigos lo animan a seguir para ir en busca de un refresco bien frío. Porque llegar a Teror desde Gáldar "no es una cosa que se haga hoy en día", afirman.

Isidro Suárez consiguió este año aprobar las oposiciones para trabajar como profesor de Secundaria, algo que pidió a la Virgen del Pino con todas sus fuerzas. Sus amigos también lo deseaban, "porque se lo merece". Como lo prometido es deuda, ahí estaban, con una sonrisa como complemento, a escasos metros de la puerta de la iglesia.

Explican que salieron del municipio norteño a las nueve de la mañana y que, "aunque fue un camino bastante duro", según puntualiza Minerva Correa, "ha valido la pena y teníamos que venir a ver a Pinito". Así, al llegar al pueblo, alrededor de las tres de la tarde, era inevitable no inmortalizar el momento de esta primera vez como auténticos peregrinos campeones. "Solemos venir cada año, pero desde Tamaraceite, esta vez es una ocasión especial", comentan.

"Yo estoy reventado pero de verdad", interrumpe con gracia Morales con ese acento andaluz que hace aún más bonito el gesto hacia su amigo. "Soy de Sanlúcar de Barrameda en Jérez, pero llevo aquí 12 años y 10 viniendo a ver a Pino", relata con orgullo y con el mismo amor a la Virgen que el resto. Por su parte, el profesor, que viene por primera vez "después de sacar plaza fija", asegura que se siente afortunado y feliz, aunque recién llegado a la fiesta bromea con que está "más cansado que contento".

"Eso nada, ahora vamos a comernos nuestro bocadillo con chorizo, un refresquito frío, cargamos de nuevo las pilas y a coger la guagua", comenta Romarey Ruiz satisfecha con los kilómetros recorridos. "Nos llevamos todo esto, la experiencia, la compañía y lo que nos hemos reído, que no ha sido poco", completa su compañera Minerva Correa con entusiasmo.

Alrededor, la entrada al espacio se mostraba abarrotada de vecinos, foráneos y turistas que no quisieron perderse uno de los acontecimientos más esperados del año, porque "la Fiesta del Pino es de todos", puntualizan. Así, aunque esta edición ha destacado por menos asiduos, los peregrinos llegaron de todos los puntos de la Isla.

Andando, en coche, en guagua o en bicicleta. Fuera como fuese, la ilusión y la fe siempre la misma. Familias enteras, parejas primerizas, carros con bebés, mayores fieles o pequeños en sus primeras veces. Un jolgorio hecho para todos y disfrutado en cada uno de los sentidos.

Colas interminables para subir con el coche, kilómetros cuesta arriba (o cuesta abajo de vuelta) hechos con gusto y una parada obligatoria en el puesto de los helados El Canario. Allí, a mitad de la ruta, Josué Morales los servía de todos los sabores. "Desde las diez de la mañana estamos vendiendo", comenta, mientras se acercan más clientes con promesa o sin ella.

Compartir el artículo

stats