La noche de los finaos tuvo este año una especial relevancia en San Bartolomé de Tirajana, y de forma muy particular en el Centro Cultural Maspalomas, con la puesta en escena de una obra teatral relacionada con esta celebración de recuerdo con los familiares fallecidos. La Agrupación Folclórica Umiaya fue la encargada de difundir esta arraigada costumbre canaria con un trabajo de creación propia que proponía una revisión de esta tradición en clave musical. La asociación llevaba varios meses trabajando en la obra presentada ayer, Los cuentos de la vieja, una pieza de carácter musical que traslada las leyendas de esta señalada noche desde el ámbito folclórico al escenario.

Los cuentos de la vieja cuenta con un guion original de Noelia Santana Martel. Los arreglos musicales de la obra fueron realizados por Noé Peña, director de la agrupación y de la Escuela Municipal de Música, y la adaptación escénica corrió a cargo de Adán Verde. La obra fue presentada al público en dos funciones consecutivas de carácter gratuito que tuvieron lugar al caer la tarde.

La tradición de los finaos recorrió también diversos espacios públicos del municipio, tanto de la costa como de la zona alta, que sirvieron como lugar de reunión para esta tradicional fiesta de evocación a los difuntos. Los recordatorios a los difuntos celebrados como antaño tuvieron lugar durante toda la noche en la plaza de Santiago de Tunte, plaza Pepe El Barbero, Centro Cultural Castillo del Romeral, plaza pública de Aldea Blanca, plaza de Doña Flora, Juan Grande, plaza de Fataga, y plaza Vieja, en Cercados de Espino. Tanto en Castillo del Romeral como en Cercados de Espino se quiso diferenciar el Halloween de los jóvenes de las tradiciones de los finaos que conservan los mayores realizando dos convocatorias diferenciadas.

Cuenta la tradición que en la víspera del Día de los Difuntos, en Canarias se recordaba a los muertos en una reunión familiar. En estos encuentros, era la mujer de mayor edad la que desgranaba anécdotas y recuerdos de los fallecidos, para que el resto de familiares los pudieran tener presentes. La conversación se acompañaba con una merienda-cena en la que se comían nueces, castañas, almendras, vino dulce y anís.