Los propietarios del centro comercial de Puerto Rico denunciaron ayer en el Ayuntamiento de Mogán la imagen "lamentable" que ofrecen tres locales de ocio nocturno, vinculados presuntamente con la prostitución, a los visitantes de la urbanización. La Policía Local ha aumentado a siete agentes la patrulla que vigila la zona por tratarse de una red en la que también participan los denominados "tiqueteros", repartidores de publicidad en la vía pública.

A partir de la medianoche la urbanización de Puerto Rico, el enclave del municipio de Mogán que recibe más turistas, se convierte en punto de encuentro de "tiqueteros, vendedores ambulantes y personas relacionadas con el tráfico de estupefacientes", según señalaron fuentes cercanas a la Guardia Civil y Policía Local.

Este trasiego nocturno de personas vinculadas a actividades ilícitas perjudica a la "imagen turística" del destino. Los empresarios de la urbanización están "hartos" de soportar los efectos de una situación que se repite hace "casi una década" en este enclave.

A la contaminación acústica que emiten muchos bares del entorno, que el consistorio espera combatir "en breve" con nuevas inspecciones técnicas, se suman las denuncias por la afluencia de ciudadanos que se dedican a repartir publicidad "engañosa" a los turistas que se hospedan en la zona.

Los denominados "tiqueteros" invaden las aceras, paradas de guaguas y demás emplazamientos públicos con folletos que promocionan empresas dedicadas supuestamente a excursiones y demás actividades turísticas.

En horario nocturno la afluencia de este tipo de comerciales se incrementa, con presencia incluso en enclaves privados.

La administración del centro comercial, que ha presentado un escrito en las dependencias municipales con 78 firmas de empresarios afectados, denuncia que estos mismos "tiqueteros" acosan a los turistas para que visiten ciertos locales de "oscura" actividad.

Cuando la normativa establece que todos los bares de la zona deben cerrar sus puertas al público aproximadamente a las dos de la madrugada, algunos establecimientos continúan con su cometido hasta el "amanecer".

El modus operandi de los responsables de este tipo de locales, cuyos servicios se desarrollan en el marco de una licencia administrativa para el sector de restauración, se nutre de una amplia red de colaboradores asiduos. Según relatan los afectados, los dueños de estos bares llegan a acuerdos con residentes extranjeros-principalmente de origen africano- para que "acosen" a los turistas a la salida del resto de bares y discotecas del centro comercial y los acompañen hasta sus propias dependencias. Es tal la "mala imagen" que presenta este tipo de prácticas que a veces se puede apreciar comportamientos violentos -empujones y tirones- de los denominados relaciones públicas a los clientes.

Una vez que los visitantes entran en los supuestos clubes de alternes suelen ser víctimas de un delito de estafa mediante el uso de su tarjeta bancaria.

Ante el aumento de este tipo de actividad delictiva, el centro comercial ha interpuesto varias denuncias en la Policía Local.Según señaló ayer el jefe de los agentes municipales, Tomás Hernández, el número de patrullas que vigila la zona se han reforzado, sobre todo, en horario nocturno. "Lo difícil es encontrar pruebas suficientes para detener este tipo de infractores", desveló Hernández.

El concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Mogán, Mencey Navarro, desde que recibió el pasado 26 de enero las quejas de los empresarios reestructuró el turno nocturno de los efectivos policiales. Ahora a los cinco agentes, que normalmente velaban por la seguridad de la zona, se suman otros dos procedentes de la Unidad de Atestados. "Sabemos que es una zona conflictiva, en la que se cruzan diferentes actividades ilegales. Pero de manera progresiva estamos aumentando las inspecciones en la zona e incoando los expedientes sancionadores", explicó Navarro tras recordar que en los últimos meses las denuncias por tráfico de estupefacientes en los alrededores del centro comercial han disminuido entorno a un 60%.

Tras recibir ayer de manera reiterada las reivindicaciones de la patronal, el consistorio se dispone ahora a reforzar las inspecciones en los establecimientos identificados por los afectados. "Con el fin de averiguar el tipo de actividad que, efectivamente, desarrollan", desveló Navarro, y "analizar si coinciden o no con el tipo de permiso administrativo que solicitaron en su apertura al público".

"El botellón y el control del aforo" en estos locales son otras de las asignaturas pendientes de la inspección municipal.