Cuando las cosas se hacen sin esperar nada a cambio y ese nada se convierte en algo la satisfacción es enorme. María del Carmen Arencibia, María Teresa Valencia y Alfredo Puello llevan años colaborando desinteresadamente con la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Sin casi darse cuenta heredaron -de personas ajenas a su familia- la labor de controlar el agua que cae del cielo. Así, cada día se encargan de echar un vistazo a pluviómetros o barógrafos, y aunque casi todo está ya mecanizado ellos son los que están cuando la maquinaria falla. De esta manera, son el libro abierto de consulta de los último datos fundamentales y ayer recibieron un homenaje en la Delegación del Gobierno en Canarias, aprovechando el día mundial de la meteorología. "La lluvia y esto que hacemos forma parte de nuestra vida", señala Arencibia después de 36 años.

Esta trabajadora social -porque su profesión nada tiene que ver con la ayuda que presta a la Agencia- hace cuentas y calcula que comenzó a controlar las precipitaciones en el año 81. "Empecé porque el señor que lo hacía falleció y decidí ocuparme de ello", explica mientras cuenta que tiene montada su propia estación de meteorología en su casa de Valleseco. "Tengo allí el pluviómetro y controlo la lluvia o el granizo que cae", apunta satisfecha con su aportación.

Además, fija que "llevamos un tiempo en el que cae mucho menos". A pesar de ello, su rutina no cambia y "cada día, antes de ir a trabajar, miro lo que ha llovido. Son muchos años y algo que he inculcado a mi marido y a mis hijos y esto pasará a ellos", afirma a la vez que menciona que también colabora con el Consejo Insular de Aguas.

Los inicios de Valencia fueron algo parecidos a los de esta fémina. Trabajadora en la oficina del Puerto Deportivo de Mogán, cuenta que el fallecimiento del anterior encargado de medir el agua en esta localidad fue lo que la impulsó, hace 16 años, a dedicarse a esto, "aunque llevo 24 en mi puesto", puntualiza. "Me encargo del funcionamiento de la estación y todas las semanas uso un barógrafo de forma manual, aunque ahora todos los datos se envíen de manera automática", relata sin dejar de sonreír y muy agradecida. "Lo hago voluntariamente y el homenaje es de mucho agrado", agrega.

Y aunque Puello no asistió al acto por motivos personales, el encargado de recoger su premio y también jefe de sistemas básicos en la delegación territorial de la Aemet, Ángel Torres, contó que el voluntario "trabaja en Telde y allí se encarga de registrar la lluvia de la parte alta del municipio". "Son fundamentales, porque si hay alguna incidencia los llamamos y ellos nos confirman. Son nuestros ojos", alega.

Por su parte, Jesús Agüera, delegado territorial de la Agencia en Canarias, fue el encargado de entregar los reconocimientos junto a Mercedes Roldós, delegada del Gobierno. Agüera definió la labor de la Aemet como una manera de mejorar el bienestar de los ciudadanos. Además, recordó que se trata de su 130 aniversario y que bajo el lema de este año, Entendiendo las nubes, tiene 100 trabajadores en las Islas y 3.000 voluntarios en toda España "que llevan una labor diaria, desinteresada e imprescindible para nuestro desarrollo". Habla también de pasión, la misma reflejada ayer en la mirada de los protagonistas.