En 1996 fundó usted la Escuela Municipal de Teatro en San Bartolomé de Tirajana. ¿Qué dificultades tuvo que sortear en aquel entonces?

En aquel tiempo había ciertas reticencias. No en el ámbito de la política, ya que Mari Pino Torres, entonces concejala de Cultura, me ofreció todo tipo de facilidades para llevar a cabo el proyecto; sino más bien entre determinados compañeros que tenían las mismas ambiciones. Hubo que convencer a todo el mundo de que la idea merecía la pena con un gran espectáculo y así fue. Empezamos a lo grande, con la representación de La Flauta Mágica, y continuamos con Federico, amor y muerte. A partir de ese momento fue cuando la escuela comenzó a funcionar.

¿Por qué ese interés, en particular, por el teatro?

En realidad el teatro llegó a mi vida por casualidad. En los tiempos de Franco, un amigo que me había escuchado hablar en la radio me llamó para actuar en el Teatro Español Universitario. La experiencia me gustó, pero fue una profesora de Las Palmas de Gran Canaria la que finalmente me transmitió la pasión por el teatro. Ahora que ya he hecho más de 100 espectáculos, el gusanillo sigue dentro y parece que no quiere salir.

La semana pasada nació en Maspalomas una de las pocas compañías de teatro clásico que existe en las Islas. ¿Qué le parece la iniciativa?

Me parece un gran proyecto. Sergio Gil, el director de la escuela municipal, es un maestro. Y no porque dé clases, que también, sino porque hace las cosas de manera profesional ahora y cuando trabajaba conmigo. Lo único que necesita el proyecto es apoyo económico para mantenerse en el tiempo y difundir sus actividades.

El concurso municipal de Guiones de Teatro Mínimo lleva su nombre. ¿Se considera un afortunado por haber recibido este homenaje aún en vida?

Aunque me da un poco de vergüenza, porque soy un poco tímido, me siento muy agradecido por este guiño. Los homenajes no suelen servir de mucho a la persona después de fallecer, sino más bien dotan de protagonismo a aquellos que la homenajean; por lo que me siento afortunado de poder disfrutar en vida de una muestra así.

Con este tipo de certámenes, parece que en Maspalomas además de turismo también hay espacio para la cultura.

Sí, en los últimos años el municipio ha avanzado mucho en el ámbito cultural pero todavía hace falta una mayor implicación. Hacen lo que pueden con el presupuesto municipal, pero se necesitan más medios y lugares para ofrecer no solo una oferta cultural al turista, sino también a los propios vecinos.

¿Cree que el turista demanda actividades culturales?

Por supuesto. Yo suelo desplazarme hasta la capital en guagua y siempre voy rodeado de turistas que van a Las Palmas a museos, al teatro o al propio Festival de Ópera. El turismo cultural es rentable y en Maspalomas existe una gran demanda de este tipo de actividades. El mismo Yumbo podría ser un escenario ideal para conciertos o proyecciones más allá de carnavales y el Gay Pride.

Esta tarde presenta su última novela, Ieshuá, una historia olvidada , en el centro cultural. ¿De qué trata?

El libro trata sobre una historia de amistad entre Jesús y Judas, desde la infancia hasta su muerte. No tal como se presenta en la Biblia, sino como un relato donde cobran protagonismo las ambiciones y la búsqueda de la verdad.