El cocinero ingeniense Serafín Romero, propietario de la tasca-gastrobar Cinnamon de Santa Cruz de La Palma, participará el próximo 26 de abril en la final nacional del concurso de tapas que se celebrará en el Salón de Gourmets. El chef, uno de los dos canarios junto a Adrián Arévalo que participarán en el certamen, apura estos días los entrenamientos en la capital palmera depurando la técnica necesaria antes de partir hacia Madrid, donde en menos de media hora deberá elaborar 20 miniplatos que serán valorados por un jurado compuesto por nombres relevantes de la gastronomía. "No queremos que falle nada utilizando las técnicas, controlando el instrumental y el tiempo", asegura.

De cara al certamen Romero ha decidido optar por una tapa "netamente canaria, hasta la médula", para lo que le ha dado la vuelta a la gastronomía tradicional del Archipiélago actualizando algunas de sus elaboraciones más simbólicas, como las papas arrugadas -por usar sus propias palabras, "la séptima maravilla gastronómica"- o el gofio. El resultado es su Puré de papas arrugadas con parrillada de pescado de la zona, espuma de cilantro y crujiente de gofio. "Lo tomas con una cerveza y es como estar en un chiringuito a la orilla del mar en cualquier isla canaria, sólo faltaría un sonido de olas rompiendo", comenta entre risas.

Aunque reside en La Palma desde hace algunos años, Romero presume con orgullo de ser "de Ingenio como el pan de Amaro". Aquí fue donde nació y creció, y también donde vivió las primeras experiencias gastronómicas que le abrirían el camino hacia lo que quería hacer en la vida. "De pequeños, con la familia, nos íbamos a La Pasadilla o a Guayadeque, picábamos todos del centro unas papas arrugadas y una carne de cochino, que para algo la cortan en daditos, y nos lo pasábamos genial", rememora.

Con el paso de los años y tras una intensa experiencia profesional adquirida a los fogones de algunos de los hoteles más prestigiosos de Las Palmas de Gran Canaria, Romero y su mujer, Rosalva Espino, decidieron liarse la manta a la cabeza y marcharse a otra isla para abrir una tasca a la antigua usanza, como aquellas de su infancia, pero concebida de acuerdo a las tendencias actuales. Así fue como se fraguó el nacimiento del Cinnamon Bar, un establecimiento donde "no hay primeros o segundos platos, sino que todo es para compartir", y que el cocinero define como un sitio donde se hace "lo mismo que en aquellos lugares, pero de una manera más moderna".

Elegir la isla no fue sencillo. "Lo estudiamos mucho y al final La Palma fue la que más nos convenció tanto gastronómicamente como para vivir", explica. Aun así, no les resultó sencillo encontrar el lugar ideal para abrir las puertas de su establecimiento. "Mucha gente nos lllamó locos porque en vez de ubicarnos en la Calle Real, que es la principal de la ciudad, nos ubicamos en un lugar cercano que en aquel momento no tenía actividad". Se refiere a la plaza de Santo Domingo, junto al Teatro Circo de Marte, que desde entonces se ha convertido en la zona gastronómica de moda. En su propuesta destacan las interpretaciones de clásicos insulares, como un Revuelto de papas con corvina y plátano o sus Bombones de queso ahumado, todo regado con vinos del Archipiélago... y por supuesto, la tapa del certamen, que después del concurso será incorporada a la carta para que todos la puedan probar.