La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Cabildo orienta las energías limpias a la producción del agua desalada

El consumo procedente del mar supera desde hace una década al de las galerías subterráneas

El Cabildo orienta las energías limpias a la producción del agua desalada

El agua desalada en Gran Canaria supera desde hace una década a la procedente de las galerías subterráneas y abastece a la mayor parte de población de las zonas bajas. La sequía ha hecho que la propia agricultura dependa cada vez más de las plantas potabilizadoras, tanto públicas como privadas, lo que llevado al Consejo Insular de Aguas a priorizar la producción en las plantas potabilizadoras con energías renovables como la eólica y la fotovoltáica. El objetivo es que todas sean autosuficientes en un plazo máximo de 20 años.

Así se recoge en el estudio energético encargado por el Cabildo al catedrático Roque Calero, experto en desarrollo sostenible, y en la actuaciones a programar dentro del Plan Territorial Especial Hidrológico de Gran Canaria (PTE-4), actualmente en tramitación tras su aprobación provisional en 2014.

La energía eólica ya se utiliza en las desaladoras de reciente construcción, como la de Roque Prieto, con un aerogenerador de 2,3 megavatios, y en las demás se empezarán a sustituir los combustibles derivados del petróleo por fuentes no contaminantes. La penetración de las renovables en la desalación de agua es actualmente del 8,9% del total y se pretende que en el año 2038 sea del 97,5%, con un ahorro de costes del 87% y la consiguiente disminución de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

El documento del PTE-4, con datos recopilados de los últimos años, revela que los recursos hídricos de origen interno de Gran Canaria ascienden a 167 hectómetros cúbicos al año, de los que 72,8 proceden de la desalación de aguas marinas y salobres, 71,4 de la extracción de aguas subterráneas, 11 de la captación de aguas superficiales y, por último, 11,8 hectómetros cúbicos de la reutilización de las aguas procedentes de la depuración y tratamiento de aguas residuales urbanas.

Capacidad

Según el estudio de Roque Calero, el consumo total de agua en Gran Canaria de 129 hectómetros cúbicos al año, lo que supone que el agua desalada ya puede cubrir el 56,5% del abasto. Ese informe identifica 46 instalaciones desaladoras de agua de mar (IDAM), que pueden generar 286.000 metros cúbicos al día y tienen una capacidad de almacenamiento de agua de abasto de más de un millón de metros cúbicos.

En realidad existen más de un centenar de desaladoras, pero solo una veintena que transforman el agua de mar en potable, quince de ellas de alta capacidad. El resto son pequeñas instalaciones para tratar aguas salobres de pozos y galerías, la mayoría de ellas privadas.

El Plan Hidrológico que se tramita actualmente resalta que "en Gran Canaria se han superado los límites de disponibilidad de agua del ciclo hidrológico natural y se convive desde hace décadas con un déficit estructural importante, que obliga a contemplar la desalación como un recurso básico más que alternativo para la satisfacción de las demandas"

El crecimiento poblacional y la falta de lluvias de los últimos años "se han solventado en gran parte gracias a la desalación y en la actualidad la gran mayoría de la población de la Isla es abastecida con agua desalada, particularmente en cotas bajas, pero también se abastece al regadío, existiendo desaladoras de agua de mar privadas con fines agrícolas", señala el PTE-4, que añade que "el problema principal de la desalación radica en sus elevados costes por la energía y por la obsolescencia tecnológica de algunos centros de producción".

La primera planta se instaló para el abastecimiento de Las Palmas de Gran Canaria, en el año 1970, con una capacidad de producción de 18.000 metros cúbicos diarios. Desde esa fecha, la capacidad de producción de las plantas de la Isla se ha elevado hasta los 284.934 metros cúbicos al día, ya descontada la capacidad de las desaladoras más antiguas y desmanteladas.

Abastecimiento

El Consejo Insular de Aguas aclara que "hay que diferenciar entre la capacidad instalada y la producción real, pues por las especiales características del agua como bien básico, las plantas desaladoras se dimensionan para garantizar al máximo el abastecimiento". Las paradas técnicas para revisión y mantenimiento, las fluctuaciones en la demanda de agua, la competencia con otras fuentes de suministro y la baja capacidad de regulación contribuyen a la disminución de la producción real frente a la potencial.

"La desalación - sostiene el Plan Hidrológico- se ha desarrollado de forma progresiva en pequeños centros de producción distribuidos por la costa y cercanos a las zonas de consumo, lo cual tiene ventajas como la proximidad a los puntos de abasto, disminución de los costes de distribución, aumento de la producción real en pequeñas etapas que incorporan las últimas tecnologías y disminución de riesgos de contaminación, pero también inconvenientes como los costes de producción derivado de la fragmentación".

Compartir el artículo

stats