Para quienes se pregunten de dónde procede la palabra retreta, les diré que se incorpora a la lengua castellana -procedente del vocablo francés retraite -que significa retirada y que a su vez proviene del latín retractus, que es el participio pasivo del verbo retrahere.

En la edición del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua de 1780, aparece la palabra retreta con el significado de "toque de retirada militar", ya fuera para retirarse del combate o para avisar a los soldados que debían regresar a los cuarteles.

A estos significados aún vigentes, habría que añadirles otros recogidos posteriormente y que no sólo no desvirtúan el significado original, sino que lo complementan y enriquecen con el concepto de "fiesta nocturna en la que las tropas de diferentes armas recorren las calles con faroles, antorchas, música y, a veces, carrozas". En Cuba y Puerto Rico el término retreta está referido a una función musical nocturna al aire libre, generalmente en parques y jardines.

Al ser un vocablo asociado con la fiesta y la diversión, no era difícil que el arte, en sus diferentes manifestaciones, dada la variedad de elementos que integran una retreta lo plasmara en dibujos, pinturas, partituras musicales o acciones teatrales, como así ha sido.

Ejemplo de ello es la Retreta del segundo acto de la ópera La Boheme de Puccini, algunas pinturas del colombiano Jaime Piedrahita y no digamos la cantidad de partituras musicales conocidas como retretas, tanto de creación mili- tar como civil, que acompañan a tantas fiestas a lo largo y ancho de toda la geografía española, de las que destacaré las fiestas de Moros y Cristianos en el Levante peninsular.

En relación con la actual Retreta de Agaete, que es el caso que me ocupa y preocupa, les diré que aparece por primera vez en el programa de fiestas del año 1892, motivo por el cual este año 2017 conmemoraremos el 125 aniversario de su celebración; una gran novedad para la época y que el programa recoge de esta manera:

..."A las nueve de la noche como principio de la fiesta, recorrerá las principales calles de la población en medio de los acordes de la música con multitud de banderolas, cohetes, e iluminada por vistosas farolas, una bien organizada retreta, la cual permanecerá en la Calle Honda hasta que los romeros emprendan su marcha a buscar la tradicional rama."

En su evolución la Retreta llegó a introducir carros alegóricos con motivos marineros, como en el año 1894, o la celebración de dos retretas los días 3 y 4 de agosto de 1902 y que la crónica festiva recoge con todo lujo de detalles: ..."A las 8 de la noche, entre el resplandor de infinidad de luces, apareció una hermosa carroza simbolizando la marina y guiada por una artística farola alegórica curiosamente iluminada.

Este acto llamó poderosamente la atención del público por lo bien presentado, mereciendo grandes elogios tanto la farola como la carroza, la cual la formaban cinco hermosos buques de vela? Acompañaban a esta artística carroza varios marineros de uniforme con faroles e infinidad de curiosos que hacían difícil la aproximación a las mismas".

Cabe citar la incorporación de gigantones y enanos -los papagüevos actuales- a partir de 1903, la presencia de carros alegóricos y carrozas durante la primera década del siglo XX, o la? "gran cabalgata precedida de gigantes y de dos grandes farolas, quemándose durante el trayecto infinidad de antorchas de gran novedad", según reza el programa de 1913, o la "Gran Retreta en la que se quemará un gran número de bengalas" en el año 1927.

Desde sus inicios, la Retreta nació con una visión y vocación teatral de animación callejera y de espectáculo nocturno, al que contribuyeron los elementos que la acompañaban. De niño, recuerdo las farolas con la estructura de madera pintada de rojo, que lucían en sus cuatro caras elementos marinos pintados sobre tela, cuya iluminación con pilas desde el interior, hacía que resaltaran en la oscuridad de la noche. De la misma manera lucía una farola cilíndrica gigante, cubierta de tela con los colores de la bandera francesa, con motivos pictóricos de la tauromaquia en la franja blanca, rematada con una corona real y otra farola octogonal que imitaba una nasa. Algunas de estas farolas se exhiben actualmente en el Museo de La Rama en Agaete.

El entusiasmo del escultor e hijo de la villa de Agaete, don José Armas Medina, hizo que a finales de la década de los años sesenta del siglo pasado, no sólo aumentara el número de papagüevos surgidos de su ingenio y creatividad, sino que diseñara y se estrenaran un grupo de pequeñas farolas cilíndricas, forradas con telas de diferentes colores y coronadas con elementos de marquetería sujetos a un resorte que se movían al son de quien la bailaba, lo que suponía un gran atractivo para la chiquillería.

Con el paso de los años tanto las farolas como los papagüevos se fueron deteriorando debido al uso, lo que motivó que la asociación cultural Antigafo procediera a restaurarlos y exponerlos al público y entre los años 1987 a 1991, la Comisión de Fiestas de entonces -de la que fui partícipe- creara un taller de recuperación de los elementos que históricamente han sido asociados con la Retreta agaetense (papagüevos y farolas). Esos elementos, junto con las bengalas de colores que los vecinos encendían desde las azoteas al paso de la comitiva, cuando no portadas por los trabajadores municipales, para que la gente avanzara debido al humo y a una especie de granulado que soltaban, creaban el ambiente propicio para el espectáculo nocturno de despedida de romeros en aquellos primeros años, y de llamada al descanso hasta el día de hoy, después de estar danzando desde por la mañana a la noche con la Diana, Rama y Retreta.

En dos ocasiones se reprodujeron las farolas cuadrangulares para que fueran el motivo principal de la decoración de las calles de la Villa Marinera; la primera ideada por el decorador Sergio García García y pintadas por el actual maestro belenista Pedro Armas Boza y la segunda con motivo del Primer Encuentro de Pintores en el año 1989.

Entre la preponderancia lógica de La Rama como fiesta de interés turístico nacional desde 1972, el objetivo de que La Diana, que comienza a las cinco de la madrugada del 4 de agosto, debe acabar contra viento, marea y empujones a las siete de la mañana y la quema de fuegos artificiales a las doce de la noche, también del mismo día 4 de agosto, la Retreta se ha visto desplazada y relegada a un mero pasacalles despojado de todos los elementos que la integraban, con problemas incluso- dada la normativa actual-, para prenderle fuego a bengalas de las que se sujetan manualmente y que muchos vecinos -tradicionalmente-, encendían en sus azoteas al paso de la comitiva.

De poco vale la programación de un taller municipal infantil para elaborar farolas con elementos reciclados -el cual defiendo-, si los referentes históricos que dan sentido al taller se han perdido o han desaparecido como es el caso, razón por la que considero que ha llegado el momento de reflexionar sobre la evolución y el destino de los actos que son pilares fundamentales de las Fiestas de Las Nieves, entre los que se encuentran a mi entender la Retreta en el 125 aniversario de su creación e introducción en nuestras fiestas, un acto que coadyuva en la diferenciación con fiestas de otros lugares y añade un plus a la promoción del municipio.

Agaete inicia su día 4 de agosto dedicado a danzar en la calle con la salida de La Diana, a las cinco de la madrugada, desde la puerta del Ayuntamiento. Desde 1972 esta parte de nuestras fiestas va suscitando el interés de propios y extraños incluyendo los medios de comunicación. La Rama es ese espectáculo diurno cuya bajada por la pendiente de la calle Guayarmina cierra los noticiarios nacionales, regionales e insulares, amén de las redes sociales.

La Retreta en su 125 aniversario debería suscitar la misma atención e interés, recobrando el sentido de espectáculo teatral nocturno con el que fue creado y por ende, incorporando de manera pausada los elementos tradicionales de la misma, además de añadir los propios del siglo XXI que den mayor vistosidad a la cita.

Con estas líneas apelo tanto a la sensibilidad del actual grupo municipal de gobierno, como a la del voluntariado -que lo hay, yo el primero- para que iniciemos la recuperación de uno de los actos fundamentales de las Fiestas de Agaete como lo es la Retreta, en su 125 aniversario.

Aún estamos a tiempo.