La noche cayó en San Mateo sobre las 20.00 horas, pero las llamas se asomaban por el pico de las montañas. "Hay fuego por allí, por aquí y por allá", decía Sergio Gutiérrez, describiendo el panorama desolador que se divisaba desde el cruce de Montaña Cabreja, donde la Guardia Civil tenía cortado el paso al tráfico. "Han subido ambulancias, bomberos y policías de todos los colores", desveló Gutiérrez, que aguardaba noticias del estado de su vivienda en Las Lagunetas.

Como él, había una docena de vecinos del barrio desalojado esperando poder subir a lo largo de la noche. "No sé si la Guardia Civil nos va a impedir el paso a la madrugada", declaró un afectado. "Yo tengo que subir tarde o temprano para ver cómo está la cosa", señaló Melián Anglés, que fue desalojado de su casa por precaución sobre las 17.00 horas. "Todo fue muy rápido, y la verdad que las llamas han ganado terreno a una velocidad que da miedo", explicó Anglés.

La preocupación de muchos vecinos de Las Lagunetas era el estado en el que se encontrarían sus viviendas. "Como nadie sabe decir por dónde anda el fuego es difícil saber si tenemos que preocuparnos por nuestras casas o no", se preguntó Anglés. Los vecinos recuerdan el fuego que los amenazó hace dos años. "Aquella vez por suerte lo controlaron rápido, pero también fue un susto importante", detalló.

En el mismo cruce de Montaña Cabreja, Esmeralda Santana esperaba poder subir cuanto antes. "Lo más importante ahora es que nuestro ganado se encuentre bien", dijo preocupada Santana, que la última noticia que tuvo fue de un vecino que le manifestó que sus doscientas ovejas se encontraban sanas y salvas en el campo de Cuevas Caídas. Santana tenía su ganado de transhumancia por Las Lagunetas y el fuego acorraló a las ovejas. "Me han asegurado que están bien, junto a los perros y un caballo", puntualizó Santana.

Muchos de los vecinos de la zona tenían animales que tuvieron que dejar atrás cuando fueron desalojados. También hubo otros que no sabían del estado de sus animales porque habían salido del municipio para acudir a sus trabajos. "Casi se me muere una yegua hace unos años por un incendio", afirmó Sergio Gutiérrez, que en esta ocasión respira más tranquilo. "Sé que está suelta y ella huirá del fuego", señaló. Su única preocupación es que las llamas no lleguen a acorralar a su caballo. "Nunca se sabe, espero que esté bien", declaró Gutiérrez.

Otro residente de Las Lagunetas, Juan Francisco Viera, vivió con angustia la expansión de las llamas. "No sé cómo está mi casa porque estaba trabajando en Las Palmas de Gran Canaria", explicó. Viera subió a toda prisa en cuanto terminó su jornada laboral. "La verdad que no sé por qué vine tan rápido si después no puedo pasar de este cruce", afirmó. La situación en el cruce de Montaña Cabreja era de tensión. Alguna que otra sonrisa al ver a un vecino que llegaba, pero preocupación por la falta de información sobre el estado del fuego y de sus viviendas. Antonio Alonso también subió hasta San Mateo para intentar comprobar cómo se encontraba la casa de sus padres. "Ya nadie vive ahí, trabajo y resido en Las Palmas de Gran Canaria, pero tengo que ver cómo está la residencia familiar", indicó Alonso.

En el Polideportivo, Centro de Asuntos Sociales y Club de Pensionistas de San Mateo se instaló el centro de desplazados por el incendio. En las inmediaciones, vecinos de San Mateo buscaban noticias y ayudaban a los afectados. María del Carmen Viera, vecina del centro de San Mateo, miraba impotente cómo las llamas iluminaban el cielo y acechaban el pueblo. "Esta noche no va a dormir nadie", aseguró Viera, que estaba a las puertas del centro esperando recibir noticias. "Qué pasa, vienen las llamas hacia aquí", preguntaba la señora a todo aquel que llevara un uniforme.

La noche hizo que las preocupaciones se multiplicaran. "Ahora se ve el fuego y por dónde se extiende", señaló Yazmina Cabrera, que miraba hacia la Cumbre inquieta. "Parece que las llamas podrían llegar hasta San Mateo", temía Fefina Hernández. A medida que avanzaba la noche los vecinos se agolpaban en los alrededores del centro de acogida, donde esta noche pernoctaron unos ochenta residentes de Las Lagunetas y otros barrios cumbreros. "Nadie sabe cómo va lo cosa, esperemos que la noche traiga lluvias y mañana -hoy para el lector- terminen de sofocar l incendio", sentenció Viera.