A nadie se le esconde que las redes sociales, mal utilizadas, pueden convertirse en el mayor de los peligros para cualquier persona. El riesgo aumenta si quienes se exponen a ellas son los menores de edad, sobre todo aquellos que se acercan por primera vez a estas plataformas. Identificar el ciberacoso, solicitar permiso antes de colgar en la red una fotografía en la que aparecen otras personas o mantenerse en alerta ante la suplantación de identidad en Internet son algunos de los consejos que 300 adolescentes de 20 institutos de Ingenio, Telde, Valsequillo y Gáldar han ofrecido durante los últimos meses, de forma voluntaria, al alumnado de los últimos cursos de 25 colegios de Primaria. Durante semanas, los adolescentes se convirtieron en profesores en redes sociales.

Efecto multiplicador

Y su trabajo ha tenido doble recompensa: por un lado, la satisfacción de enseñar a los más pequeños a utilizar las redes sociales de forma responsable para prevenir posibles consecuencias y, por otro, el reconocimiento, ayer, durante la celebración en el Centro Cívico de Carrizal del 'II Encuentro de Ayudantes TIC', proyecto promovido por la Fundación Canaria Yrichen.

"Nos exponemos a multitud de peligros sobre los que no estamos concienciados", explicó ayer Azahara Olivares, mentora estudiante del IES Carrizal, quien durante las charlas animó al alumnado de primaria a no ocultar su presencia en las redes sociales y contárselo a sus padres. Una idea en la que también insistió Laura Ramírez, del IES Ingenio, al recordar que "hay que tener mucho cuidado con quién está detrás de la pantalla del ordenador o del móvil, porque no los estamos viendo".

En el proyecto 'Ayudantes TIC', Yrichen ha entregado la palabra a los adolescentes porque "complementan mensajes ya lanzados por los adultos, pero con un significado diferente y mayor valor", añadió David Sánchez, técnico en Prevención, "los mensajes transmitidos por iguales tienen en sí mismos un potente efecto multiplicador".

"Más de uno ya sabía algo, y han sabido captar las ideas perfectamente; y otros tenían miedo, se pensaban que éramos policías", señaló Álex Sedán, alumno del IES Saulo Torón de Gáldar, "y les di consejos para que no pasen por lo mismo que yo, pues me robaron fotografías". Para evitar esas situaciones, otro de los alumnos mentores, Bryan Ravelo, estudiante del IES El Calero, apostó por diseñar contraseñas complicadas en las cuentas en las redes sociales, códigos que luego "no deben darse a nadie".

Los beneficios del proyecto no solo recaen sobre los niños de Primaria, receptores de las charlas, sino también en los propios mentores, ya que esta experiencia les ha servido, por ejemplo, para huir de la vergüenza que les supone hablar en público. "El proyecto les ayuda a descubrir que la vida personal es sagrada y que, de pronto, no controlan lo que creen que está bajo su dominio", puntualizó el presidente de Yrichen, el párroco Jorge Hernández, "y también les ayuda a redescubrir valores como el de apartar el móvil durante una reunión de grupos". Entre ellos se enseñan, matiza Hernández, "porque los adultos somos malos referentes".