La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista | Juanjo Segura

"Todo lo que hago no es por famoseo, sino para que la barbería se respete"

"Cuando veo a un chaval con un porro en la mano le digo que luche por sus sueños", cuenta el barbero de Mogán

Juanjo Segura en su barbería, en Arguineguín. FIRMA FOTOGRAFO

¿Cuál fue su primer contacto con las tijeras?

Cuanto tenía catorce años, un colega le estaba cortando el pelo a otro y lo estaba haciendo mal. Le dije "trae pa' acá que lo hago yo". A mí siempre me gustó la moda italiana, el hip hop, el rap, las películas tipo Vanilla Ice, los tupés... Y empecé a dibujar en la cabeza, a crear. Cuando terminé, el otro me dijo, córtamelo a mí también. Y así inició el boca a boca y empecé a cortarle el pelo a los del barrio. Luego, mi hermana Cristina, que es peluquera, me pagó un viaje a Barcelona para estudiar con Llongueras durante una semana, y gracias a su apoyo empecé a hacer cursos, me fui a vivir a Noruega, viajé a Francia y a otros países.

¿A cuántos países te ha llevado tu profesión?

¡Uf! Ni idea. Holanda, Inglaterra, Portugal, México, Luxemburgo, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Noruega...

Mañana estará en México representando a España en las Barber Olimpies, ¿cómo será su participación?

Seré jurado en un seminario, que se enmarca en la Barber Olimpies, que se celebra cada equis tiempo en diferentes partes del mundo, y este año toca en Guadalajara. Yo voy representando a España, y va gente de Nueva York, Texas, Colombia...

¿Por qué cree que se ha convertido en un referente en el sector de las barberías?

Todo lo que yo hago no es por famoseo, sino porque la barbería se respete, porque es lo que lo que yo amo. Lo que sí quiero es fomentar la lucha por los sueños, compartir conocimientos y conocer otras culturas. No me gusta decirlo pero es la verdad, se me ponen los pelos de punta cuando veo a un chaval con un porro en la mano. Cuando están por la calle me siento con ellos y les digo "luchen por sus sueños y el día de mañana no trabajen para el sueño de otros". Y a los que vienen a cortarse a la barbería también, les digo que sean alguien en la vida, que se enfoquen.

¿Cómo es tu clientela?

Es gente que ha estudiado fuera, de viajar, que aporta. No son gente tóxica.

¿Haces de psicólogo con los clientes?

Sí, siempre intentando que haya positividad. Está prohibido criticar. Depende de cómo seas tú, arrastras a un público determinado. Me gusta que la gente desconecte al entrar aquí y por eso he creado este ambiente, con matrículas de diferentes países, música jazz, blues, a veces hip hop. Estás en Arguineguín, y de repente te metes aquí y cambias el chip.

¿Cuál es el nombre más pronunciado en las sillas de Gentlemen's BarberStreet35120? Córtamelo como...

Como muchos futbolistas, y también reggaetoneros. Al canario le gusta lucir, cuidamos más nuestra imagen que en La Península, por ejemplo. Así que los cortes rapados, donde se vea más la cara, funcionan. También por el clima, que pide cosas frescas. Y por eso muchas veces los referentes son los latinos.

Fue barbero de la Unión Deportiva Las Palmas. ¿Cómo fue la experiencia?

Sí, un año y medio, gracias al apoyo de Juan Carlos Valerón y de Aythami, que ya eran clientes míos. Le cortaba el pelo casi a media plantilla y muy bien, muy contento.

¿Qué cualidades se necesita tener en esta profesión?

Disciplina, respeto y ambición.

Yanira Godoy, su mujer, también es barbera...

Sí, y ha hecho un ruido brutal. En Sevilla, el año pasado, concursó en la Golden Chair International 2017 y quedó subcampeona, superando a treinta hombres. Era la única mujer. Y creo que no ganó el campeonato por ser mujer, porque la persona que ganó había quedado cuarto en otras ocasiones. Ella terminó, le dio de mamar a la bebé y nos fuimos. No quisimos meternos en líos, pero se merecía ganar. Yani está en un territorio todavía de hombres y hay mucho machismo. En la barbería algunos clientes se niegan a ser atendidos por ella, y las lágrimas de ella cuando se van... No siempre la rechazan pero sí que le dicen, "no, tú no, que me lo corte él". A los clientes les digo que es igual ella que yo, trabajamos de la misma manera, pero ni siquiera prueban. A ella siempre le digo que se quede con el ruido que está haciendo. Ha transmitido a las mujeres que pueden estar ahí. Este año se presentaron ocho mujeres al campeonato y el año pasado ella fue la única. Le hicieron también un reconocimiento en el Ayuntamiento de Arguineguín y salió en los medios de comunicación. La cosa se está empezando a mover, está también El Club de Mujeres Barberas.

¿Cómo ve el sector de las barberías en Canarias?

Aquí la gente no se valora a sí misma. Hay buen nivel, pero falta querernos un poquito más. Somos un pueblo que intentamos ir a lo más barato. En Estados Unidos el barbero es alguien, es como un médico, un abogado. Aquí es como otro más. Aunque creo que eso ocurre en todos los ámbitos profesionales en España. Antonio Banderas, decía el otro día en un programa de televisión que un 75% de la juventud española quieren ser funcionarios. Y el 75% de los jóvenes en Estados Unidos quieren ser jefes de su propia empresa. Eso te lo dice todo. Aquí se conforman con un sábado y un domingo libre y cobrar 1.200 euros. El liderazgo americano es algo de lo que deberíamos aprender, es un pueblo con lucha, con prosperidad.

¿Con los peinados ocurre como con la ropa, que todo vuelve?

Sí, la barbería es un ritmo continuo, si no estás con él te quedas atrás. Hace nada estábamos modo hipster, luego vintage, y a día de hoy viajamos otra vez en los 80, con el pendiente de la cruz y los volúmenes. Se llevan los móviles grandes, las gafas grandes, todo grande. Y a eso le va un peinado roto, despeinado. Por ejemplo, el corte fade, con poco pelo abajo, casi viendo la piel, y mucho arriba, ha llegado para quedarse. Son cortes americanos pero que en Europa tienen mucho tirón. Como tenemos el pelo fino, comparado con los latinos, por ejemplo, nos resulta más fácil adaptarnos a este tipo de peinados, que demandan flexibilidad.

¿En qué se inspiras?

Estudio mucho la moda, a Dolce Gabbana, a Dior, y voy viendo los cortes, en revistas y desfiles. Como ellos van un año por delante, yo también. Ahora toca la moda Elvis Presley, años cuarenta con la II Guerra Mundial.

Y en el verano de 2019, ¿cuál será la tendencia?

Mucha creatividad y mucho cabello largo. Yo llevo un tiempo pensando que solo falta que entre en escena un tío guapo y joven, con pelo largo. Si el tío es la bomba, el pelo largo se pondrá de moda otra vez.

¿Tiene alguna anécdota con la clientela?

Una vez tenía un cliente que estaba preocupado porque me decía que se iba a quedar calvo. Me escribía y me preguntaba si había alguna solución. A mí me daba pena porque se veía que sí, pero no sabía qué decirle. Un día, cuando solo le había cortado un lado, le dije que la solución era que se dejase esa mitad crecer, hasta el hombro, por lo menos, y una vez ahí, que se peinase pasándose la mitad del pelo para el otro lado. Se levantó y me dijo "¿te estás riendo de mí?". Se enfadó y no vino más. Me supo fatal.

También, cuando la gente me pregunta que por qué viajo tanto, les digo que mi padre es venezonalo y mi madre de Chicago. Y la gente me dice "ah, con razón". Me pongo muy serio y se lo creen. Yo me lo paso bien bromeando, aunque entiendo que no a todo el mundo pueda gustarle. Es mi forma de entender las cosas, con positividad.

Compartir el artículo

stats