El Islote de la Fermina, situado cerca del Gran Hotel y la playa de El Reducto, lleva cuatro décadas de desamor con la ciudad. Desde que el artista César Manrique proyectara en los años setenta, por encargo de la promotora Protucasa, una intervención para el disfrute ciudadano con una piscina, un resturante, un solarium y un embarcadero, la historia de ese espacio ha sido la de encuentros y desencuentros sin un final feliz.
Ahora, el Ayuntamiento de Arrecife quiere que La Fermina vuelva a enamorar a la capital (ese territorio también es conocido como Islote del Amor) y ha iniciado un proceso para consensuar el futuro del islote entre los partidos políticos representados en la institución y diversas entidades con el fin de abrirlo a la población residente y a los turistas en este mandato. La idea que se baraja en principio es dedicarlo a actividades náuticas.
En el año 2000 la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias convocó un concurso de ideas que ganó el arquitecto lanzaroteño Carlos Morales en 2001con el fin de recuperar la zona. La propuesta de Morales, Marea, triunfó entre las 11 que se presentaron y contemplaba rellenar la piscina y en su lugar hacer una plaza central, con varios locales de ocio a su alrededor y un centro náutico de vela. Los trabajos ni siquiera llegaron a ejecutarse y en 2005 Turismo anunció que recuperaría la idea de Manrique. Invirtió 1,2 millones de euros en la intervención, que fue inaugurada en mayo de 2007, días antes de las elecciones, pero sin completar la instalación eléctrica, que se hizo posteriormente. En 2008 Turismo entregó la obra a Arrecife y tras barajar que los centros turísticos del Cabildo gestionaran el islote y pasar la adscripción de Puertos del Estado a Costas, el recinto cayó otra vez en el olvido y nunca llegó a ser abierto al público. La Fermina fue objeto de actos vandálicos y destrozos.
Morales, invitado por el Ayuntamiento, expuso ayer a los portavoces del grupo de gobierno (PSOE, CC y PIL) y de la oposición (PP, Somos Lanzarote, Ciudadanos y Ganemos Lanzarote), así como a representantes de la Cámara de Comercio de Lanzarote, la Reserva de Biosfera, la Fundación César Manrique (FCM) y el Cabildo insular, los detalles de su proyecto.
El Cabildo hará un plan de viabiliad para ver las posibilidades de ejecutarlo, el cual en su día se valoró en 1.800.000 euros. El conservador jefe de la FCM, Fernando Ruiz, reivindicó que "cualquier actuación que se acometa merece dialogar de forma flexible con los trazos que dejó Manrique", que consideró "un cuadro inacabado". Morales está dispuesto a adaptar su diseño a las demandas actuales, pero cree que "César pensó su idea para el islote en un momento determinado, cuyo uso hoy en día no tiene sentido. La prueba es que nadie ha sido capaz de gestionarlo porque el proyecto es inviable económicamente". Abogó por "compatibilizar los trazos de Manrique con las necesidades de la ciudad".
