Carolina Peña lleva un año en la cárcel de Tahíche donde ingresó por las heridas leves que causó a sus dos hijos de corta edad tras sufrir un brote psicótico y autolesionarse. A pesar de los intentos de su marido de que la justicia la deje libre para recibir tratamiento psiquiátrico fuera de la prisión, Carolina intenta poner orden en su vida dentro del centro penitenciario. "Dentro de lo malo estoy mejor", reconoce momentos antes de subir al escenario del salón cultural de la cárcel lanzaroteña en la que será su primera obra de teatro como actriz principal. "El teatro me hace sentirme mejor, más libre", añade.

El centro penitenciario de Lanzarote acogía el pasado viernes la clausura de los cursos, organizados por la Asociación Derecho y Justicia, de teatro, fotografía y del segundo número de la revista 'Tahíche opina' realizada por los propios internos. "Nosotros apostamos por la reinserción y por lo que denomino la ocupación integral del interno", destaca el director de la cárcel, Juan Hidalgo.

Borja Rodríguez es un gaditano de 27 años que al igual que la gran mayoría de los internos de Tahíche está acusado por delitos relacionados con las drogas. "Ya llevo tres meses aunque confío en salir pronto", afirma poco después de bajarse del escenario. "Lo que tengo claro es que no estoy aquí para buscarme problemas", sentencia.

El actor lanzaroteño Salvador Leal es el encargado de dar las clases de un curso que ha durado tres meses con visitas semanales a la prisión. El peruano Manuel Bazán (que ha cumplido cuatro meses de los dos años y ocho meses a los que ha sido condenado) asegura que el teatro le ha ayudado a conocerse mejor y a relacionarse con los otros presos. "Desde que estoy en el curso se me ha pasado el tiempo más rápido", afirma Javier Rueda al que le queda algo más de cuatro años entre rejas por un delito contra la salud.

Otra de las iniciativas culturales es la creación de una revista literaria, coordinada por el periodista Saúl García. "En este segundo número de una revista que nació como taller literario y de escritura para los internos hemos ido un poco más allá con la realización de reportajes de algunas de las instalaciones que son desconocidas para la mayoría de las personas que no han tenido relación con la cárcel como el gimnasio, la lavandería o la cocina", señala.

Una revista realizada exclusivamente por los internos tanto el texto como las fotografías y que será presentada en los próximos meses en un acto fuera del la cárcel. "En esta ocasión pudimos salir a las distintas dependencias de la cárcel y lo hacíamos en pequeños grupos con alumnos tanto del taller de fotografía como de escritura", indica el fotógrafo Gerson Díaz coordinador del taller. Verónica Correa, a la que le queda por cumplir otros siete años, es una de las participantes del taller de escritura. "Me entretiene y me puedo relacionar con otros compañeros", indica.