Octavo día de navegación. Desde las 18.00 horas del día 28, el viento no bajó de 20 nudos, con picos de 33. Esto trajo olas de cuatro metros, rociones de agua en la posición de la rueda del timón, y frío. Todos los tripulantes del Winner permanecieron sujetos con los arneses de seguridad. Fue imposible dormir.

"El viento nos venía del suroeste, que es nuestro rumbo", detallan Ricardo Viera y Nicolás Díaz, navegantes del yate grancanario, "y en el mar no se puede navegar directamente contra el viento, lo que nos obliga a realizar bordadas continuamente, en zig-zag".

Después de más de 24 horas trabajando muy duro para mantener el barco en rumbo suroeste, los marineros del Winner decidieron virar más al Sur en busca de mejores vientos, los ansiados alisios, aunque esto pudiera suponer para la embarcación un retraso de unos días al final de la regata.

"En estos momentos tenemos rumbo sur (190 grados) y la navegación no es tan dura", narran desde el barco, que hace especial mención a la embarcación Honnigingpupp, que con sólo 32 pies (menos de 10 metros) y una escasa tripulación (un matrimonio noruego con su bebé de ocho meses) fue capaz de mantenerse en el mismo rumbo y velocidad que el Winner durante toda la noche.

Este tipo de situaciones meteorológicas, al igual que las calmas, no son extraordinarias. Viera y Díaz recuerdan que "es algo con lo que siempre sabes que te encontrarás, sin embargo no dejan de causarnos mucho respeto, es cuando eres consciente de lo pequeña y frágil que es tu embarcación frente al océano, y lo solo que estás ante su fuerza y grandeza".

Otra de las anécdotas que merece la pena contar es el milagro conseguido por Ricardo Viera (Ricardo Berasategui, según sus compañeros) quien, en estas condiciones adversas, "fue capaz de cocinar una extraordinaria paella, naturalmente cocinada en una olla a vapor, lo cual constituye todo un hito de la cocina del futuro."

Los navegantes del Winner cierran su bitácora de hoy dedicando una palabras a sus seres queridos. "A nuestros familiares y amigos queremos comunicarles que todos estamos perfectamente y que siempre los tenemos presentes".

De momento, de los 233 veleros participantes, sólo uno se ha visto obligado a regresar al puerto de La Luz, en Gran Canaria, tras la enfermedad de uno de sus tripulantes.