Un controlador aéreo español cobra 200.000 euros al año. Esto sólo desde hace unos meses, ya que el salario medio de estos privilegiados rondaba los 344.000 euros y gracias a la acumulación de horas extras un total de 713 controladores cobraron entre 360.000 y 540.000 euros, 135 más de 600.000, 28 percibieron más de 700.000 y alguno superó los 900.000. Esto supone "el triple de lo que gana un médico de La Paz o un juez, y dos veces y media más de lo que gana este ministro". Quien desveló estos sueldazos fue el titular de Fomento, José Blanco, que apuntó que en la última década la masa salarial de los controladores aéreos había aumentado de 140 a 730 millones de euros.

Estos técnicos que regulan el tráfico aéreo perciben por hora de trabajo 184 euros, más del doble de lo que ganan de media el resto de sus compañeros en la Unión Europea. Muy por detrás de España están los sueldos de los controladores alemanes, que se sitúan entre los 60.000 y 110.000 euros anuales, pero dependiendo del tamaño del aeropuerto, coste que no se ve repercutido en las tasas aeroportuarias, pero sí en la seguridad. Por su parte, los controladores irlandeses tienen un salario que ronda los 115.000 euros, en tanto que en Italia, entre 75.000 y 80.000 euros al año. Entre los peor pagados, los griegos perciben entre 38.000 y 44.000 euros, mientras que uno turco puede llegar a ganar a lo largo de su vida laboral apenas 18.500 euros anuales.

En la actualidad, los controladores españoles trabajan unas 1.400 horas anuales, aunque hasta hace unos meses tenían una jornada máxima de 1.200 horas, con unos descansos del 33% en la jornada matinal y de tarde, y del 50% en el nocturno. Las condiciones de acceso a este privilegiado gremio varían según los países, ya que en algunos es necesario un título universitario como en España, Italia o Reino Unido, y en otros vale un diploma de estudios secundarios, como en Francia, Grecia o Alemania. No obstante, en todos es imprescindible tener un buen nivel de inglés, superar un test psicotécnico y un control médico, además de formación. En cuanto a su conflictividad, los franceses tienen un alto nivel de sindicación, mientras que los irlandeses, precisamente, protagonizaron esta semana una huelga que causó graves daños a aeropuertos del país. Los españoles, como se ve, no se quedan atrás pese a que ganan mucho más y con este último incidente se llevan la palma en montar follones cada poco dejando a 600.000 ciudadanos descompuestos y sin viaje.

Repulsa

con estos antecedentes no es de extrañar que estos profesionales aéreos hispanos se hayan llevado la palma en descalificaciones por parte de sus sufridos compatriotas y de sus gobernantes. El propio presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, les tiene un especial cariño y ayer mismo solicitaba a Blanco que los mandara a la calle. "No hay que olvidar que se está hablando de un grupo de privilegiados, que en estos momentos no merecen sino la repulsa institucional y ciudadana, no es tolerable ni admisible un comportamiento tan poco solidario de los que ganan más de 200,000 euros anuales con el resto de la población", señaló Rivero, que también les ha presentado una denuncia por abandono del puesto de trabajo y hasta sedición. Pero no son cosas del presidente de un archipiélago para el que el avión es vital. Ayer, varias patronales de aerolíneas, agencias y de los empresarios turísticos canarios pedían "medidas contundentes" como el despido para los 2.400 controladores españoles, al igual que hizo en su momento el presidente republicano Ronald Reagan con sus homólogos estadounidenses.