La borrasca que se asentó durante la madrugada del domingo al lunes sobre Gran Canaria generó ayer copiosas precipitaciones en la comarca septentrional de la isla -tanto en forma de lluvia como de nieve o granizo- y un significativo bajón en las temperaturas, todo ello sin que se produjesen daños de relieve.

En la cornisa norte, los incidentes más relevantes tuvieron lugar en el casco de Arucas, con pequeñas inundaciones y rebosos de alcantarillas, y en la GC-210, la vía que une Cueva Corcho con los Pinos de Gáldar y que a media mañana presentaba tal riesgo para la conducción que se suspendió el servicio de transportes de Global, indicó el Ayuntamiento de Artenara.

Durante toda la jornada no dejaron de sucederse los chaparrones en Guía, Gáldar, Agaete y localidades de medianías como Teror y Valleseco. Los Altos de Fontanales, en Moya, y la caldera de los Pinos de Gáldar cambiaron su estampa habitual por el hielo y la nieve, lo que se tradujo en un efecto llamada para cientos de personas.

En los municipios ubicados más al centro, como Santa Brígida, San Mateo y Tejeda, también el agua descargó de forma generosa. Un manto blanco cubrió el Pozo de Las Nieves y la zona de Los Pechos.

Igualmente, en Valsequillo las lluvias fueron más moderadas e intermitentes, acompañadas por una sensible bajada de temperatura que hizo tiritar hasta a los menos frioleros. Según datos facilitados por la Aemet y el Consejo Insular de Aguas, hasta las 08.00 horas habían caído 46 litros por metro cuadrado en Tejeda y 41 en Moya.

En cuanto al mercurio, el primero de estos pueblos situó su marca mínima por debajo de los cero grados. En la capital grancanaria se registraron apenas 12. El concejal de Seguridad de Tejeda, Sergio de la Coba, hizo hincapié en la bajada de temperaturas y en la nieve caída. "Hay que abrigarse mucho porque el invierno se está sintiendo fuertemente", concluyó.