Desde la tarde de ayer es huésped del Puerto de La Luz el nuevo portaaeronaves de la Armada Juan Carlos I, que entró en servicio el pasado 30 de septiembre y que realiza un periplo por aguas del Atlántico y Mediterráneo arbolando la enseña nacional con esa proyección estratégica que lo caracteriza en el nuevo concepto de la guerra electrónica.

Una vez más, el Puerto de Las Palmas es parada y fonda para los buques de nuestra marina de guerra y es todo un honor recibir en las aguas de Canarias por primera vez a esta nave insignia, siguiendo la estela de sus predecesores los recordados Dédalo y Príncipe de Asturias, todo un símbolo de aquella aviación naval que creó Alfonso XIII el 15 de septiembre de 1917.

Han pasado ya 93 años de aquel primer impulso con el primitivo portahidros Dédalo, todo un símbolo de nuestra aeronáutica naval, hasta la llegada de este nuevo Juan Carlos I con un concepto amplio de versatilidad, no solo configurado como plataforma para aeronaves, sino como buque anfibio para la Infantería de Marina o como nave de proyección de fuerzas del ejército de tierra en misiones de apoyo humanitario.

Pero la nueva unidad estratégica es también un ejemplo del espectacular desarrollo que ha alcanzado nuestra industria de reparación naval, que compite con las mejores de su clase en el mundo, como se pone de manifiesto con esta unidad, como lo fue antes el Príncipe de Asturias, que entró en servicio en 1987. Nuestra marina de guerra, tan ligada al Puerto de La Luz a través de su Base Naval, con 70 años de existencia, se siente más que orgullosa de este gigante que viene a potenciar aun más la política de Defensa Nacional y su importante contribución a la Unión Europea.