La salve rociera fue el momento más emotivo de la peregrinación que iniciaron ayer los miembros de la Hermandad del Rocío con el Simpecado (estandarte) de la imagen de la Virgen desde la ermita del edificio de Aviación, en el paseo de Chil, donde se celebró una misa, hasta el parque de San Telmo, en la capital grancanaria. Varios centenares de personas, algunas a caballo y otras en carros andaluces, se congregaron poco después del mediodía en San Telmo, donde cogieron resuello para subir a la finca de Osorio, en la que hicieron noche para hoy realizar la tradicional ofrenda a la Virgen del Pino en Teror. Dos vacas fueron traídas expresamente de Firgas por su dueño para arrastrar el carro con el estandarte de la imagen.

"Lo que nos une es la devoción a la virgen del Rocío", aseguró ayer Rafael Rodríguez, alcalde carreta saliente, después de ejercer ese cargo durante cinco años. Rodríguez aclaró que lo que les diferencia de las cofradías y hermandades de Semana Santa radica en la combinación de la devoción a la Virgen con la juerga y el baile.

Fiesta

De hecho, tras la Salve rociera comenzó la fiesta en el parque San Telmo, con la música y las sevillanas. Tras un viaje en guagua, la juerga se prolongó hasta altas horas de la noche en la finca de Osorio y hoy continuará la fiesta con el homenaje al Pino en la villa mariana.

La tradición de esta ofrenda floral, que siempre se celebra en el penúltimo fin de semana de octubre, se remonta 33 años atrás, según explica Alberto Carrión, hermano mayor de la Hermandad, que rechaza la denominación de Rocío chico por la que la conocen algunos.

Inicialmente, la peregrinación se realizaba desde La Aldea, "porque allí es donde está la Señora. Hace varios siglos, un cazador encontró una imagen de una Virgen en la zona de la Rosina y por eso se le llamó Rocío y ahí comenzó la devoción", explica Carrión, un canario que asegura que sus ascendientes no son andaluces, sino de Albacete. Sus nietos, en cambio, han nacido en Andalucía, "Tengo dos sevillanos y dos cañaíllas, de Cádiz", comenta orgulloso. La mayoría de los miembros de la hermandad son canarios descendientes de andaluces, que mantienen su amor a la tierra donde nacieron sus padres. Como Nayra, canaria de pura cepa hija de andaluza, que no se pierde una ofrenda rociera desde que se enganchó hará trece años.