Carmen Benítez de Lugo y Massieu insiste en que la protagonista es la Virgen de los Dolores, pero accede a la entrevista para contribuir a la difusión de su coronación. "Esto es un trabajo en equipo como el de vestir a la Virgen. Los artistas son el vestidor José Luis Hernández y las camareras Bella Izquier, Olga Herrera y Luisa Palmes".

- ¿Le pide algo a la Virgen cuando ayuda a vestirla?

- No soy de pedir, sino de dar gracias a Dios por las circunstancias que he tenido que vivir y feliz de poder contarlo. Me siento muy orgullosa de prestar este servicio. Lo hago con mucha ilusión, tengo la oportunidad de tener a la Virgen cerca; una imagen que es una obra de arte.

- Heredó el título de camarera al casarse con el conde de la Vega Grande. ¿Qué le pasó por la cabeza al recibir ese honor?

- Me siento orgullosa y feliz de ser la camarera de la Virgen. El título está vinculado a la Casa. Es una tradición que hay que seguirla, simplemente. No es algo obligado. Soy una persona creyente, una madre, ama de casa, que, por añadidura, presta este servicio a la Iglesia.

- ¿No lo vio como una carga?

- No. Me gratifica. Llevo más de 50 años y ha sido toda una aventura.

- ¿Qué supone para usted la Coronación de la imagen?

- Una gran satisfacción por haber podido llegar a este momento. Es un honor. Lo vivo como una cosa alegre, positiva, buena. Soy creyente así que la coronación es un atributo más para la imagen. Pero, como ya le dije, la Coronación es un trabajo de todos. Lo bonito de esto es que detrás hay muchas personas maravillosas.

- ¿Qué papel juegan hoy las mujeres en la hermandad?

- Un papel mucho más grande. Antes todo estaba más metido dentro de la Iglesia. Había una jerarquía compuesta por hombres, que se respetaba. Ahora las cofrades están haciendo un papel maravilloso porque donde haya una mujer -y lo digo como feminista entre comillas porque soy una gran defensora de ellas; tengo hijas, nietas- le da un cariz importante a las cosas.

- ¿Veremos algún día a una mujer al cargo de la cofradía?

- El cargo se mide por el corazón, no por el sexo. Los estatutos de la cofradía lo permiten siempre y cuando haya llevado varios años dentro de la junta. Las mujeres que hay actualmente están tan involucradas en la organización como en la vida.