Medio centenar de personas ocuparon en el día de ayer un edificio abandonado situado en el cruce de las calles Pelayo y Secretario Padilla, en el barrio de Guanarteme. Los okupas, de diversas nacionalidades, pretenden crear un centro social para la realización de talleres y distintas actividades destinadas principalmente a los vecinos, así como habilitar dormitorios para la acogida de personas necesitadas y que hayan sido desahuciadas durante los últimos meses.

Los residentes de esta zona de la capital grancanaria se llevaron en la tarde de ayer una sorpresa al ver cómo el antiguo inmueble, de seis plantas de altura y que llevaba más de diez años cerrado, comenzaba a tomar vida. Dentro, varias decenas de personas, en su mayoría jóvenes, limpiaban y adecentaban el edificio, además de colgar diversas sábanas en las que se podía leer mensajes como el de "Centro social El Palomar", "Por una vivienda digna para todos" u "Okupa y resistencia".

Desde un balcón, uno de los nuevos inquilinos leía ayer cada hora un manifiesto, elaborado durante una asamblea, en el que presentaba a los vecinos sus ideas de cara a la reutilización de este bloque de apartamentos. Entre ellas se encuentran la acogida de personas que hayan sido desahuciadas, la creación de un comedor social para los más necesitados, además de elaborar talleres para fomentar la creatividad artística.

A pesar de que hasta el momento los propietarios del inmueble no han interpuesto denuncia alguna por la ocupación, agentes de la Policía Nacional acudieron en la tarde de ayer al lugar para explicar a los jóvenes que en caso de que ésta se presente podrían estar incurriendo en un delito al carecer de permisos para acceder a los pisos.

En el vecindario, el apoyo era unánime entre los consultados y algunos de ellos incluso instigaban desde las aceras colindantes a continuar con la labor de reforma del edificio. El matrimonio compuesto por Rosa Díaz y Eugenio Blanco, que reside a escasos metros del bloque de apartamentos abandonado desde hace al menos una década, defendía la ocupación porque "ese edificio llevaba muchos años abandonado, y es positivo que haya gente necesitada que pueda vivir en él", indicó Díaz, aunque agregó que espera que si los okupas siguen residiendo en el inmueble lo hagan "de forma digna, con agua y luz, y sin crear problemas a la comunidad de vecinos".

Otro de los que se mostraban a favor era José Luis Romera, que aunque en un principio aseguró que "no está bien ocuparlo de esta manera", añadió que "tampoco está bien que esté vació y la gente muerta de hambre viva en la calle", por lo que instó a los okupas a resistir y convertir el edificio en el Centro Social El Palomar, como ya lo han bautizado los actuales residentes.