A pesar de las caídas de palmeras que tuvieron lugar el pasado mes, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria refuerza la revisión del estado de los palmerales que están situados en las zonas de mayor afluencia de público de la ciudad. Así lo recoge un informe de Parques y Jardines en el que también se especifica que la ciudad alberga algo más de 26.300 ejemplares, de los cuales el 65% se encuentran censados en entornos urbanos. Según fuentes municipales, "se realiza una inspección continua para verificar el estado de salud y talar aquellas que presenten riesgo de caída por el paso del tiempo o por enfermedad".

Y es que desde hace años, estas plantas vienen sufriendo el ataque de hongos e insectos que convierten su supervivencia en todo un reto. La Thielaviopsis Paradoxa o el picudín son las afecciones más frecuentes que atacan el interior de los árboles que, en algunas ocasiones, se precipitan contra el suelo si no se ha detectado a tiempo su mal estado. Cuando esto ocurre, el ejemplar en concreto se traslada al laboratorio fitopatológico del Cabildo de Gran Canaria, situado en la Granja del Cabildo. Allí es donde se realiza un análisis para determinar las causas.

Para prevenir incidentes, el Consistorio ha establecido cuadrillas de vigilancia que lleve al día el estado de los vegetales. Asimismo, hay un técnico -biólogo- que se encarga del control exclusivo del palmeral municipal al que este año se han añadido 243 plantas más y se han retirado 89. Según recoge el documento, "el 90% de aquellos ejemplares que pueden llegar a caerse se detecta antes del colapso".

Con todas y con esas, hay veces que no se llega a tiempo. No hace ni 15 días, en la plaza del Pilar, en Guanarteme, una palmera de 14 metros se precipitó contra el suelo frente a un establecimiento hostelero sin llegar a causar daños materiales o personales al producirse de madrugada. Dos días más tarde, el escritor Juan Carlos de Sancho alertó de que una rama de unos cuatro metros se había caído en el parque Manuel Guedes, situado en la calle Luis Doreste Silva. Su opinión con respecto al cuidado de los árboles de la ciudad es dicta mucho de la versión municipal. "Existe un gran abandono de los servicios públicos que delegan el cuidado de los árboles en empresas privadas". Desde su punto de vista, "los políticos solo se preocupan del cuidado de las palmeras de algunas zonas en época de elecciones".

Para el también profesor este es un problema que viene de largo. "Las palmeras sobreviven gracias a la lluvia porque las tuberías negras que ponen para regarlos no están en marcha". Para De Sancho, "la privatización de lo público" se se refleja en el cuidado de las plantas. "El árbol no es preocupación para el político porque es más grande y dura más, así que delegan en compañías privadas", reiteró el docente. "Un claro ejemplo de ello, es la anteposición de los intereses empresariales frente a la protección del palmeral de Maspalomas", agregó. Ante la "dejadez" que asevera existe con la flora municipal, su preocupación también pasa por "cómo explicarle a los alumnos, tras trabajar con ellos en talleres la ecología y el cuidado de las plantas, que los jardines de su ciudad están abandonados".

En su informe Parques y Jardines garantiza una inspección continua de todos los ejemplares "para verificar su estado de salud y talar aquellos que presenten riesgo de caída fruto del paso del tiempo o de alguna enfermedad". El picudín o el hongo conocido como Thielaviopsis Paradoxa son algunas de las afecciones más frecuentes de estas plantas.

"Las palmeras son las peor estado presentan porque no hay buenas técnicas de control y limpieza", apostilló Eugenio Reyes, de Ben Magec- Ecologistas en Acción. "Si no se limpian bien las herramientas de poda, la enfermedad se transmite por las heridas de las plantas", añadió con respecto a las buenas prácticas de jardinería que según Reyes brillan por su ausencia debido a que esta actividad la realizan empresas privadas, por lo que "no hay un control de la calidad". En lo que a la caída de ramas se refiere, el miembro del colectivo ecologista contó que "el problema es que no se podan solo las secas y cuando se troncha el árbol, las ramas que brotan de nuevo no tienen dónde agarrarse y cualquier viento puede hacer que se caigan".

De momento, en la ciudad se pueden encontrar especies como Veitchia Merrilii, Roystonea Regia, Wodyetia Bifurcata, Cocos Nucifera y Washingtonia, entre otras. Con las nuevas incorporaciones de este año se refuerza la intención municipal de convertir la capital en el Palmeral del Atlántico. Las próximas plantaciones de ejemplares se llevarán a cabo en el Parque del Estadio Insular, el corredor verde de Tamaraceite, el nuevo espacio de la subida de Mata y La Ballena -ahora en construcción-.