La propuesta del Ayuntamiento de recuperar la Base Naval para la ciudad ha reabierto el debate sobre el uso que se le puede dar a este espacio militar, construido en los años 40 del siglo pasado sobre el viejo muelle frutero que se levantó en la plataforma rocosa que ocupaba la fortaleza de Santa Catalina del siglo XVII, después de que la Autoridad Portuaria de Las Palmas desestime la zona como base para los cruceros al no haber calado suficiente para el atraque para los grandes buques. Arquitectos y expertos en urbanismo sondeados por el este diario apuestan porque el Arsenal se convierta en un espacio público de esparcimiento para la ciudad.
Los arquitectos Joaquín Casariego y Elsa Guerra, cuyo estudio rehabilitó el viejo hospital San Martín en el Centro de Cultura Contemporánea, formulaban esta semana a través de un artículo en LA PROVINCIA un llamamiento a las instituciones competentes y a la ciudadanía para debatir a fondo el uso que se le quiere dar a este enclave, "el rol urbano del área, su relación en su conjunto con el frente marítimo en su conjunto, la accesibilidad y movilidad y otros parámetros morfológicos" para que, en el caso de recuperar el Arsenal, dicha actuación no cayese en el "limbo" o se "ejecutara con prisas una actuación aislada más" como ha ocurrido en los últimos años en clara referencia a los proyectos del Acuario y la pasarela sobre la avenida marítima entre el Muelle y el mercado del Puerto.
"Los ejemplos de proyectos y concursos de los últimos años en esta zona de la ciudad han sido demasiado aparatosos y frustrante como para tropezar otra vez en la misma piedra", subrayan los expertos, que piden un debate público abierto para definir qué hacer con este enclave militar.
Un abanico de posibilidades
Manuel Bote Delgado, arquitecto y profesor en el departamento de Arte, Ciudad y Territorio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), asegura que el Arsenal "abre un abanico de posibilidades", aunque él propone utilizarlo como un "espacio libre en donde podría haber algún pequeño equipamiento cultural".
En su idea, la plataforma militar sería un "gran espacio para explorar" en donde se aplicarían elementos que ayudasen al visitante a "experimentar o sentir" sensaciones gracias a las texturas de los materiales, el ruido del agua, los entrantes y salientes, por ejemplo, que va más allá de una arquitectura meramente visual. "Esta ocurriendo en varias partes del mundo reunir a arquitectos, urbanistas, escultores, pintores, para trabajar en un espacio nuevo. El éxito de un espacio no es del arquitecto sino de lo que los ciudadanos lo adopten como suyo", puntualiza Bote Delgado, que propone integrar alguno de los edificios de la Base Naval y resolver esa relación de las Ramblas con el Arsenal "pero sin una prolongación sino con una integración más contemporánea".
Eduardo Cáceres, profesor emérito de Urbanismo en la ULPGC y experto en turismo sostenible y responsable, también apuesta por un uso público de ocio para la ciudad como continuación de la avenida de Mesa y López pero sin incluir edificios comerciales. "La ciudad siempre ha carecido de espacios públicos; son muy limitados los que existen". También recuperaría los edificios militares que podrían servir para un Museo Marítimo.
El arquitecto tiene dudas, sin embargo, sobre si los militares finalmente se marcharan dado "el valor del precio del suelo de esta zona". "Hay sitios, pero si se tienen que mudar tienen que rentabilizar el coste del traslado", indica el experto, que no cree que el Ayuntamiento y el gobierno regional dispongan del dinero suficiente, aunque indica que se podría hacer "algún convenio con el Ministerio de Defensa" para recuperarlo para la ciudad.
Magüi González, premio Canarias de Arquitectura en dos ocasiones y que ha rehabilitado las Casas Consistoriales y ha creadora el Palacio de la Justicia junto a otros arquitectos, plantea también que el solar del Arsenal sea un espacio público para "grandes eventos al aire libre" aprovechando el clima y dado que la ciudad carece de un lugar de estas características para Carnaval y espectáculos musicales de grandes dimensiones.
En su opinión, se podrían aprovechar los edificios como ocurre en otras ciudades con las naves industriales. Habla de un espacio vacío con un mínimo diseño en el que podría haber elementos móviles. "Techos de quita y pon, textiles, piezas" que pudieran cambiarse en función del uso que se quiera dar al espacio. "Abogo por una arquitectura sin edificios, aunque rehabilitando los existentes, porque restan aire libre y el uso que se reivindica", explica.
Prolongación de la avenida
En su visión de cómo sería la conexión del espacio con los alrededores, prolongaría el paseo marítimo que se corta justo ahora a la altura del Club Náutico para continuar después tras pasar la Base Naval en dirección al centro comercial El Muelle y soterraría el aparcamiento de la entidad social.
Flora Pescador, ex directora de la Escuela de Arquitectura, sugiere también un espacio lúdico y de ocio como un "parque verde" aprovechando que en el Arsenal hay un "patrimonio vegetal de muchos años". En su imaginario personal habría espacio para el agua aprovechando la forma de la plataforma como entrada del mar y también recuperaría algunos edificios. "Un parque con una gran plaza en contacto con el mar como la playa de Las Canteras lo es al otro lado de la ciudad", indica la experta, que señala que la entrada de mar podría semejarse a una gran piscina con opciones incluso para el baño.
Manuel Feo, profesor de proyectos arquitectónicos en la Universidad, también se muestra partidario de que el espacio de la Base Naval tiene que ser para los ciudadanos, pero más que concretar un proyecto sobre el solar reflexiona en su discurso sobre la oportunidad que ofrece para "construir ciudad". Lo que lleva al profesional a plantear otro debate más amplio sobre el rol y el papel que quiere desempeñar Las Palmas de Gran Canaria como ciudad estratégica del Atlántico Medio. "No tiene claro cuál es su papel" y qué imagen quiere dar".
Feo comenta que la ciudad ha ido ocupando espacios según se han ido los militares, aunque no siempre con el mismo éxito. De ahí su temor por errar de nuevo con la Base Naval o La Isleta, en un futuro. Para el arquitecto, lo que está claro es que la ciudad está unida al mar y que la Base Naval, al estar ubicada en esa plataforma marítima, debe integrarse en el proyecto del litoral. Un debate que se ha intentado abrir en varias ocasiones pero que, hasta ahora, ha sido fallido. Y pone como ejemplo el Acuario, que se levanta sobre el antiguo muelle de Sanapú y que a partir de él se va a tener que reconstruir esa zona de la ciudad. "La aparición del Acuario es la oportunidad para un empresario, que obtiene ventajas, pero esa no es forma de construir una ciudad".
