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Un crimen entre familias enfrentadas

Los testigos revelan que el ex guardia civil fue a por Elvis para vengarse del incendio de su coche - A Pedro Santana le molestaba la venta de chatarra y el consumo de porros en el barrio

Pedro Santana sigue el juicio que se celebra desde el lunes contra él en la Audiencia de Las Palmas. YAIZA SOCORRO

Elvis García Almeida y Ciro eran vecinos, amigos, compañeros de trabajo... "Como hermanos", declaró ayer Ciro ante el jurado popular encargado de enjuiciar a Pedro Santana Gutiérrez por el homicidio de Elvis, de 24 años, que murió asfixiado en una ladera de Salto del Negro. Subía con dos sacos de chatarra y se encontró con Pedro Santana, un guardia civil jubilado, de 69 años, al que no le gustaban esos viajes al vertedero. "Nos llamaba ratas y nos decía que traíamos las enfermedades al barrio en los sacos", aseguró el testigo durante la segunda sesión del juicio.

Ciro, además, es sobrino de Santana. Viven puerta con puerta en Salto del Negro, pero sus familias no se llevan desde que el joven tiene "conciencia". Ninguno de los bandos ha explicado con claridad la razón de esa enemistad, pero parece relacionada con el consumo de porros y la venta de chatarra, dos actividades por las que el acusado estaba preocupado.

"Nos decía cosas para provocarnos. Antes de que ocurriera esto estuvo dos semanas acechándonos", agregó el testigo. La muerte de Elvis se produjo el 1 de abril de 2011. La furgoneta de Santana se prendió fuego por esas fechas, y el exagente sospechaba que ese "grupo de amigos" estaba detrás del incidente. Ese día Ciro no bajó al vertedero porque había quedado con su novia.

Otro de los chatarreros, Manuel, fue más allá y vinculó el incendio del furgón con el crimen. Según este vecino, Santana quería que Elvis declarase en contra de Ciro para culparlo, incluso le ofreció dinero para que dijera que le "prendió fuego al coche", sostuvo el testigo. "Tenía miedo y me tiró las puntas para ver qué pensaba de todo eso", afirmó. Manuel le recomendó que no lo hiciera porque era mentira. "Lo mató por eso. Elvis era buena gente. No se merecía eso", insistió. Asimismo dijo que el acusado llevaba dos semanas vigilándolos y confirmó los insultos. "Nos decía que éramos la peste, las ratas del vertedero".

Una de las tres hermanas del fallecido, Cecilia, rompió a llorar de rabia en su declaración, que realizó mediante el sistema de videoconferencia. "Lo amenazaba de muerte cada vez que lo veía. Nunca creí que esto pudiera acabar así. Le tenía odio desde siempre a mi hermano y a Ciro, su sobrino", destacó la testigo. "No hemos vuelto a vivir en esa casa porque no podemos", agregó.

La esposa del acusado y su hijo también prestaron declaración en la jornada de ayer. Ninguno presenció la pelea en la que murió Elvis, pero los detalles periféricos que aportaron coinciden con la versión del procesado, que los llamó para pedirles ayuda. Santana asegura que actuó en legítima defensa, pues Elvis le golpeó a traición con una piedra y luego le sacó una navaja. Por tanto, niega intención homicida y enmarca la muerte del joven en el forcejeo para reducirlo.

El fiscal y la acusación particular, en cambio, replican que el exguardia civil asfixió a Elvis al comprimir su cabeza contra la tierra y ocluir sus vías respiratorias. Hoy los médicos forenses abordarán esa cuestión.

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