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Arquitectura El legado de Miguel Martín-Fernández de la Torre

La capital del racionalismo

"La ciudad cuenta con el mayor patrimonio de arquitectura racionalista de España", asegura el arquitecto José Luis Gago

La capital del racionalismo

Corrían las primeras décadas del siglo pasado cuando irrumpió con fuerza en Las Palmas de Gran un nuevo estilo arquitectónico: el racionalismo. Las líneas rectas, las formas cúbicas y el funcionalismo, llegaron de la mano de un Miguel Martín- Fernández de la Torre que regresó a su ciudad natal impregnado por el espíritu de las corrientes vanguardistas que marcaban el ritmo de Centroeuropa. No tuvo que pasar mucho, apenas unos años desde su vuelta, para que la capital grancanaria se convirtiese en un referente de la nueva concepción modernista gracias a edificaciones que han conseguido sortear el paso del tiempo. Y es que por muy lejos que han quedado los días en los que el arquitecto paseaba por sus proyectos tomando anotaciones en un cuaderno de bolsillo, su legado más importante aún sigue vivo. Aunque "no lo suficientemente explotado", según el punto de vista de quien comparte con él profesión, José Luis Gago.

El florecimiento racionalista en el municipio se produjo en la década de los años 20. El origen tuvo que ver con la propuesta que el entonces alcalde de la época, José Mesa y López le hizo al arquitecto. Martín Fernández de la Torre había acabado sus estudios en la Península, donde estuvo influenciado por maestros de la talla de Secundino Suazo, y el regidor municipal quería que fuese él quien se encargase del ensanche de la ciudad.

La aceptación de esta petición marcaría un antes y un después en el conjunto urbanístico de la localidad, que pronto se vería tocado por los nuevos estilos europeos que Miguel Martín había contemplado en sus viajes por el corazón del viejo continente. "Él llegó con un bagaje, había visitado muchos lugares donde este tipo de arquitectura estaba presente, había leído revistas, tenía la apertura de mente propia de quien sale fuera a estudiar y, además, era hermano de Néstor", señala el también profesor de la ULPGC y académico de Bellas Artes de San Fernando. En definitiva, regresó a casa "preparado para hacer lo de su contemporaneidad, con ideas simplificadas que, a pesar de no ser todavía racionalistas, cambiaron el statu quo de la arquitectura en la Isla".

Curiosamente, la primera edificación de aire modernista de la ciudad tuvo lugar en su casco antiguo. En la calle Juan de Quesada se emprendió la construcción de la Casa Machín, en 1927. Una fecha señalada ya que en ese mismo año comenzaron en Zaragoza las obras del Rincón de Goya, la creación del arquitecto Fernando García Mercadal considerada como la primera manifestación arquitectónica del racionalismo en España.

A la vivienda que todavía se puede observar en Vegueta, le siguieron otros proyectos como el Hospital Psiquiátrico, en los Hoyos, con el que arrancó la década de los 30. En 1931 le llegó el turno al ya desaparecido Cine Cuyás o la Clínica Santa Catalina, que actualmente no conserva su aspecto original. Fue un año después cuando Miguel Martín recibió el encargo de trazar el edificio del Cabildo de Gran Canaria, en cuyo interior también intervino el arquitecto Laforet.

No obstante, "el mayor patrimonio de racionalismo que tiene Las Palmas de Gran Canaria está en Ciudad Jardín", apostilla Gago. La arquitectura más funcional y simplista con la que Martín Fernández de la Torres daría comienzo al plan de ordenación urbanística para la expansión de la capital, empezó a proyectarse en este barrio a partir de 1930. Hasta ese momento, la zona "solamente servía de emplazamiento a hoteles como el Santa Catalina o el Metropole -justamente se le llamaba el barrio de los hoteles- y también a unos pocos chalés y a la pequeña iglesia anglicana", tal y como recoge Alfredo Herrera Piqué en un artículo publicado con el título Arquitectura racionalista en Las Palmas.

Bajo la mano del arquitecto grancanario, Ciudad Jardín adquirió tintes modernistas, llenándose de espectaculares viviendas ajardinadas donde las formas, el trazado y la disposición de sus cristaleras, entre otros detalles, rompían en gran medida con el presente gusto del estilo inglés. En esta zona residencial apareció también, por primera vez en la localidad, el efecto de continuidad visual de los edificios gracias a los adosados que, en casos como las casas Alvarado Blandy de la calle Miranda Guerra, parecen encajar como si de piezas de puzzle se tratasen. Por el barrio también están repartidos los inmuebles unifamiliares que constituyen la conocida Colonia Icot, que se erigió entre los años 1935 y 1938.

Esta nueva concepción llegó también a Tafira Alta, si bien el resultado del trabajo de Miguel Martín fue un conjunto de fincas individuales más repartidas y separadas entre ellas por el territorio. Ejemplo de ello es la Colonia Quevedo, que se proyectó en 1931 en Monte Coello, dando al Camino Viejo. En ella se encuentra la vivienda diseñada para Hans Speth, el ingeniero alemán que dirigió las obra del dique exterior del Puerto de La Luz.

Pero estos son tan solo algunos de los proyectos que el arquitecto concibió entre 1927 y 1942. Su legado lo conforman más de un centenar de edificaciones de las que, "al menos la mitad", deberían ser visitadas". Podrían haber sido más, pero la Guerra Civil española (1936- 1939) paralizó el desarrollo del racionalismo que murió en un país desolado y empobrecido. No obstante, durante la dictadura franquista, muchos de los encargos que habían sido ideados antes del conflicto, como es la Casa del Niño, fueron culminados. Otros, como el puente de hierro diseñado para cubrir el barranco de Guiniguada, tuvieron peor suerte y no vieron la luz.

Hubo que esperar hasta la década de los 50 para que la arquitectura modernista volviera a resurgir renovada en Las Palmas de Gran Canaria de la mano de Manuel de la Peña. "Pero ese es otro capítulo", apostilla Gago antes de volver a hacer hincapié en la idea que manifiesta en varias ocasiones. "Hay ciudades que la gente va a ver por el racionalismo y nosotros tenemos el mayor patrimonio de España. Deberíamos buscar ser pioneros de la cultura racionalista en el siglo XX".

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