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El mosquito de la discordia

Los vecinos de Guanarteme están hartos de una plaga de insectos que tiene el foco en el estanque del aparcamiento de Churruca

Durante años los vecinos del barrio capitalino de Guanarteme sufren la consecuencia de la mala gestión, hasta la fecha, de la crisis del mosquito tigre en la zona, una especie de entre cinco y diez milímetros cuya picadura causa bastante molestia. Si bien se especulaba sobre la procedencia del foco de la plaga, que podría venir de las obras del Go Fit en el paseo de Las Canteras, en los últimos meses se descubrió que el origen se encuentra en el llamado "estanque de la tormenta", un depósito de aguas pluviales que está debajo del aparcamiento Churruca, en la calle Velarde. En una de las veces que llovió fuertemente este se llenó de lodo, taponando las bombas de agua encargadas de revertir estas a la red de alcantarillado de Mesa y López, a ras del suelo. Presuntamente al instalar las nuevas, las dejaron bastante separadas del fondo para que no se volvieran a taponar, una acción que no tuvo en cuenta que si el recipiente no se llena, el agua se queda estancada.

Y eso es lo que pasó "ante la mirada pasiva de Emalsa", según Raúl Rivero, portavoz de la plataforma No mosquitos playa Guanarteme, que explicó que la empresa no realizó el conveniente estudio, ni previno un acceso que permitiese limpiar el estanque. La consecuencia: una plaga de mosquitos tigre que se mete en los domicilios de la zona y en los coches de los vecinos.

Rivero creó la plataforma, a través de Facebook, con el fin de aunar las inquietudes vecinales y hacer presión social para exigir una actuación tajante por parte de las instituciones. "La formé a instancias de los técnicos del Ayuntamiento, que estaban agotados de recibir decenas de llamadas de vecinos que se quejan de la situación. Por eso se hace necesario llevar a cabo una presión civilizada y en colaboración con las instituciones ante esta problemática oculta", agregó.

Las respuestas institucionales, hasta ahora, no iban más allá de medidas paliativas, "soluciones parche" que ayudan a que, por pocos días, disminuya la afluencia de este insecto, pero que no acaba con la crisis. "Desaparecen unos días pero enseguida los vuelves a ver en casa, se hace insostenible, sobre todo por la noche", comenta Rivero. "Además, el problema adicional que hemos percibido, es que no solo llega agua de lluvia al foso, sino también aguas fecales de alguna comunidad o negocio de la zona".

Por su parte, Javier Doreste, concejal de Urbanismo, afirmó ayer que, tras estudiar la problemática, el proyecto necesario para acabar con la plaga ya está sobre la mesa: "Esperamos que de aquí a dos o tres meses podamos poner en marcha las obras de limpieza y acondicionamiento del estanque de la tormenta, donde el 40% de su volumen es lodo". Los vecinos de la zona se quejan de la "desidia" de Emalsa; a diferencia de Inmaculada Medina, concejala de Fomento, Servicios Públicos y Aguas, quien se puso en contacto con los vecinos para poner en marcha las actuaciones pertinentes. Mientras, fumigaciones mensuales de control de plagas y la aplicación de hipoclorito en el estanque son el remedio que se lleva a cabo.

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