Una farola oxidada se desplomó ayer en la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria a la altura del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil. Cayó sobre los tres carriles en el sentido norte de entrada a la ciudad y rebotó sobre el capó y el parabrisas de un vehículo que circulaba por la calzada. Sus ocupantes se recuperaban anoche del susto mientras aguardaban para ser atendidos en urgencias el Hospital Perpetuo Socorro.

Antonio Pita Sánchez regresaba con su pareja y un bebé de once meses de la playa cuando la farola se precipitó ante su coche. Del susto frenó y, por suerte, también los coches que venían tras el suyo. A Alejandro Santana, el conductor que iba justo detrás, le salvó la distancia de seguridad. Al niño, le salvó que iba bien atado en su silla, aunque esta se desplazó hasta la trasera del sillón delantero del copiloto, que iba ocupado por la madre.

El suceso ocurrió sobre las 17.30 horas y provocó un colapso en la entrada a la ciudad que tardó alrededor de media hora en disiparse. "No fue más porque antes de que llegaran los operarios, los propios conductores más cercanos se bajaron de sus coches y apartaron la farola que interrumpía los tres carriles de la vía", relata Pita.

Alejandro Santana, que ayudó en la labor de retirada, pudo ver que "la farola se partió desde la base porque estaba completamente oxidada". "Escapamos de campanilla y gracias a los buenos reflejos de los conductores no pasó nada grave", añade.

Fuentes de la Policía Local de la capital grancanaria confirmaron que la base de la farola se encontraba oxidada y que en algo más de media hora el tráfico recuperó la normalidad, una vez retirada de la calzada la lámpara dañada.