Aunque parezca una locura, dado los cambios climáticos espontáneos de los últimos días, se puede decir que la primavera ha llegado a la ciudad. Y lo ha hecho cargada de lentejuelas, brillos, plumas, goma eva, alambres y mucho material reciclado para entrar con fuerza en la séptima edición de la Carnaval Fashion World que hoy cierra su segunda tanda de desfiles. La pasarela, convertida en toda una tradición, es el preludio a las carnestolendas y el espíritu del flower power con el que inundará la capital en apenas unos meses. Todavía no se ha empezado muy bien con los turrones, y ya se piensa en purpurina y mascaritas.

Como no podía ser de otra manera, el parque de Santa Catalina es el epicentro en el que se celebra el evento que arrancó ayer de la mano de nueve diseñadores que presentaron seis vestidos cada uno. Un auténtico mundo de fantasía en el que la alegoría de los próximos carnavales es la auténtica protagonista de las creaciones.

Los hay que como Mari Patrón han ido más allá y se han atrevido a fusionar dos estaciones del año en una colección en la que impera el dorado. Precisamente así se llama su propuesta, Otoño dorado, con la que es la encargada de abrir el desfile en el que las chicas se suben a la pasarela para lucir espectaculares armaduras llenas de flores y hojas sobre una malla transparente, tal y como explica la más veterana entre los presentes del gremio y vicepresidenta de la Asociación de Diseñadores del Carnaval (ADIC), organizadora del evento.

El espectáculo floral está servido en las entrañas del edificio Miller donde los artistas y sus modelos se preparan desde primera hora de la tarde. Los detalles se miman al máximo, tanto en los peinados como en los maquillajes en los que también ha dejado su impronta la eterna primavera y sus colores. Enredaderas, sombras llamativas y labios bicolores brotan en las caras de las chicas a golpe de brochas y profesionalidad del equipo de Ana Lidia Alonso. El ambiente es tal que, por un momento, uno no sabe si realmente ha llegado el Carnaval.

Uno de los momentos más emotivos de entre bambalinas se vive, precisamente, en la zona de maquillaje. Allí, con una preciosa barriga que luce siete meses y medio de embarazo, Adriana Soto se pone en manos expertas en pintura corporal. La experiencia debe ser cuanto menos curiosa, porque según cuenta la joven de 23 años, la pequeña Martina no para de moverse dentro del vientre que, sobre un fondo azul, luce un árbol lleno de margaritas en homenaje a la bisabuela que, por desgracia, no podrá conocer cuando llegue al mundo en diciembre.

Sin haber tan siquiera nacido, la pequeña ya es toda una musa carnavalera. A ella, "a su pequeño corazón", le ha dedicado su abuela Loly Arbelo su colección Renacer. Una obra de vestidos voluminosos y elegantes gracias a la combinación de tul, piedras, lana y mucho material reciclado "revestido con calidad", como rollos de servilleta o CDs.

Toda una apuesta por la sostenibilidad que está muy presente entre varios diseñadores. Por ejemplo, Alberto Pérez, coordinador de la Carnaval Fashion Week y presidente de ADIC, que quiere vender la fiesta más importante de la ciudad como los carnavales "de las energías renovables, el cuidado del medio ambiente y el reciclaje". Coherente a su ideal, es precisamente esta técnica la que ha usado para Circus Flowers Shows. Sus diseños, elaborados con las moquetas de los eventos que organiza, fusionan el mundo floral y del circo gracias a los colores, las formas de pétalos y las pelucas de payasos que complementan los vestidos que no llevan nada de brillos.

En las antípodas a esta opción está la creación de Isaac Martínez. El joven diseñador se estrena en el evento con una colección un tanto especial a la que ha llamado Sin palabras. "Sin palabras porque al ver el vestido es lo que te produce y sin palabras porque las personas sordas usamos más las expresiones", explica también con sus manos en lengua de signos. Su obra, también de seis piezas, ha sido creada de manera especial para cada modelo según sus rasgos más significativos y en ella hay lentejuelas, plumas, alambres y hasta luces. "Busco sacar siempre cosas que no se hayan usado", confiesa. Si bien su mayor objetivo es "la integración de la comunidad sorda y oyente" con la que él mismo cuenta en su equipo en la que tan solo una de las modelos escucha.

Además de las flores, otra de las tendencias presentes en esta edición son los insectos, claro está, mucho más hermosos y recargados que en la realidad. Alas y antenas en armaduras y tocados se reparten entre las distintas zonas de trabajo en la que los profesionales ultiman los detalles antes del desfile. La creación de Beatriz Álamo y Yoné Reyes, de BE- YO Diseños cuentan con varias especies de "bichos". De manera que En mi be- yo jardín hay, entre otras cosas, libélulas hechas con tules, piedras y otros materiales cuyas tonalidades giran en torno a la tendencias de este año. Además de los vestidos, la firma también ha diseñado el vestuario de Pompi Drag, quien ha arreglado sus plataformas para la ocasión y con las que tiene intención de pisar seguro, pero cauto sobre la pasarela en la que también estuvieron presentes Rafael Déniz y Rosa Montesdeoca, Willie Díaz y Diseños Niño.