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Fiestas Del finao a Halloween

Preparativos para la fiesta de los finaos

San Lázaro y Vegueta reciben ya los primeros visitantes antes de la celebración de los difuntos, Día de los Difuntos,

Preparativos para la fiesta de los finaos QUIQUE CURBELO

La tranquilidad reinaba ayer en el camposanto más antiguo de la capital -Vegueta- y también en el más moderno - San Lázaro-, aunque en ambos se notaba ya el movimiento clásico de los días previos a la celebración del Día de los Difuntos. Especialmente en la actividad de las floristerías, en la limpieza de las necrópolis y en el cuentagotas de los primeros visitantes que bien acudían para arreglar las tumbas de sus seres queridos o poner unas flores para esquivar la aglomeración del día 1.

Ese era el caso de Minauty Fernández Guerra, que acudía con el paraguas en mano por si caía un chaparrón a poner unas flores a la tumba de su padre, en el camposanto de San Lázaro, fallecido hace veinte años. "No me gustan las aglomeraciones de ese día. Ahora limpio un poquito la tumba, le pongo unas flores y me voy en paz", comentaba la mujer, que acababa de salir del trabajo y esperaba a su marido con un ramo de flores de tela. "Otras veces traigo flores frescas; esterilizas que duran más; pero hoy no sé por qué las he traído de tela", continuaba, mientras aseguraba que después iría a visitar la tumba de sus abuelos maternos que, casualmente, "están en la calle de atrás".

Hija única, Minauty reconocía que no faltaba en estos días ni tampoco por Navidad, cumpleaños o fechas especiales para la familia. "Creo que es algo que debo de hacer. No porque sea religiosa; que lo soy, aunque no prácticamente, sino por sentimiento. Si no viniera es como si pasara de él, así me educaron mis padres", confesaba a la entrada del camposanto, mientras esperaba a su marido.

La mujer confía en que sus dos hijos realicen el mismo ritual con ella cuando le toque el turno. "Han visto desde pequeños como vengo al cementerio y como cuido a mi madre, que con 90 años está encamada en casa". De momento, ya la han prometido que la cuidarán.

En las oficinas del cementerio de San Lázaro, construido a principios de los años sesenta del siglo pasado y que ocupa una superficie de 123.000 metros cuadrados, también reinaba la calma, aunque en el día de ayer había 8 fallecidos para darles sepultura.

"Estos días tenemos más trabajo que el habitual porque la gente que no viene al cementerio no recuerda donde están sus fallecidos. También preguntan cuándo les vence la sepultura, si hay algún recibo pendiente o a nombre de quién está", explicaba Lola, una empleada de Canaricem, la empresa que gestiona la concesión de los cementerios públicos de la ciudad.

La celebración del Día de los Difuntos viene este año precedida por la instrucción Ad resurgendum cum Christo, aprobada por el Papa Francisco el pasado 18 de marzo, y en el se prohibe esparcir las cenizas fuera de los camposantos, tenerlas en casa o dividirlas entre los familiares. Una cuestión que, según Lola, será más o menos respetada en función de "la religiosidad de cada uno".

En el cementerio de Vegueta, el encargado de la floristería de Canaricem, Fabián Hernández, organizaba ya los pedidos de estos días. "Preparamos los ramos el día anterior para que las flores estén lo más frescas posibles", declaraba, mientras enseñaba una carpeta roja con la lista de encargos. "Tenemos más de cien".

Hernández añadía que las flores habían venido de la Isla, Tenerife, Holanda y Ecuador y no habían subido de precio con respecto al pasado año. "Salvo las rosas, que están a 14 euros el ramo de veinte; el resto están más o menos al mismo precio. Los crisantemos, por ejemplo, están a 3,50; un euro más".

El empleado confesaba que para estas fechas "no hay crisis" en el sector y que hasta el próximo martes no pararían de trabajar de siete de la mañana a siete de la tarde, aunque apuntaba que no solo abastecen a los muertos. "Estamos abiertos los fines de semana y hacemos ramos para bodas, bautizos, cumpleaños; en San Valentín también vendemos mucho".

El joven, un libro abierto sobre las peculiaridades que encierran los mausoleos de la necrópolis más antigua de la ciudad, animaba al que no la conociera a visitar esta obra artística de nuestro pasado.

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