"La actuación salió de mi corazón, desde una expresión artística simplemente". Así lo afirmó ayer Borja Casillas, conocido como Drag Sethlas, tras pasar por el Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas como investigado por el espectáculo en el que realizó una performance ataviado como la Virgen y Jesucristo con la que se convirtió en el drag ganador en los pasados Carnavales. Tanto el joven como su abogada, Isabel Saavedra, aseguran que "en ningún momento hubo intención de ofender ni herir" a nadie y por ello confían en que la causa "sea archivada" y la denuncia interpuesta por Abogados Cristianos y un ciudadano de Sevilla no vayan a más. No obstante, para saber si es así, todavía tendrán que esperar a la respuesta judicial.

Tanto antes como después, Casillas se mostró tranquilo y garantizó no tener miedo de enfrentarse a una pena de prisión. Y es que esto es precisamente lo que puede conllevar, de uno a cuatro años, el delito de incitación al odio que le imputa la asociación cristiana cuya portavoz, Polonia Castellanos, no acudió a los juzgados, sino que lo hizo "un compañero de Canarias", según explicó. A pesar de que no estuvo presente, la presidenta del colectivo tiene en su poder la declaración del joven y se mantiene en la existencia de "un duelo eventual evidente" al haber existido unos actos preparatorios de la actuación "con detalles como la llaga del costado", señaló.

"Existen unos hechos objetivos, más allá de la declaración del investigado, y este es un delito de libro", sentenció Castellanos quien asegura que piensan llegar hasta el final e incluso recurrirán si se archiva la causa. "No tenemos intención de que vaya nadie a la cárcel, si no de evitar que este tipo de espectáculos se repitan porque así habría sido con otros colectivos y los católicos no somos un colectivo de segunda, tan solo queremos igualdad y justicia ante la ley", aseveró por teléfono.

La de ayer fue la segunda vez que el drag acudió a los juzgados ya que el pasado 14 de septiembre la vista tuvo que ser aplazada al no haber sido avisados a tiempo los denunciantes. El otro demandante, Rafael Caballero, que se sumó a la causa el pasado mes de mayo acusando a Sethlas de herir los sentimientos religiosos de las personas creyentes, tampoco acudió a la Ciudad de la Justicia de la capital, donde ni siquiera se personaron "procurador ni abogado", apuntó la letrada de la defensa.

Tampoco estuvo la Fiscalía, que en marzo archivó la causa por la actuación de Borja Casillas al considerar que no existía ningún delito de ofensa a los sentimientos religiosos en ella. A pesar de ello, la magistrada Virginia Egea, sustituta temporal de Victoria Rosell en el Juzgado de Instrucción número 8 de la capital, decidió volver a abrir diligencias contra el joven tras las citadas querellas. De este modo, Sethlas compareció ayer ante el juez, donde fue interrogado por la acusación de Abogados Cristianos sobre la intencionalidad del número sin que todavía sepa la pena que piden para él los demandantes.

"Es una expresión artística, creada con la mayor de las ilusiones, inspirada en artistas mundiales como Madonna o Lady Gaga, no hay más", reiteró Casillas, quien considera que la polémica se podría haber solucionado sin llegar a los tribunales. Por su parte, Isabel Saavedra defendió que se trata de una performance "en la que no se insulta a nadie ni se emite ningún tipo de juicio sobre ningún colectivo y, por supuesto, el delito de odio está totalmente fuera de lugar". La letrada cree que, "aunque hay que tener cautela, hay jurisprudencia suficiente que viene a decir que no existe delito". Ambos confían en que una vez más la causa sea archivada, si bien todavía tienen que esperar.

"Los plazos dependen del Juzgado. La acusación particular puede solicitar más pruebas, pero, en definitiva, no creemos que haya mucho más que hacer en este asunto", señaló la abogada de la defensa. Y es que en caso de que el juez considere que hay delito, se haría un juicio oral, "cuya instrucción puede durar seis meses como máximo según la ley". En cualquier caso, ayer comenzó una nueva espera para el joven que ya lleva ocho meses sin saber qué va a pasar. "Yo solo quiero que acabe y que cada uno siga por su lado", señaló el joven, quien no tiene intención de tomar medidas contra sus denunciantes en caso de que se archive la causa.