Tokio tomó desde la madrugada del domingo el relevo de Río de Janeiro como ciudad que acogerá los próximos Juegos Olímpicos dentro de cuatro años, en los que la capital nipona deberá dejar atrás los numerosos baches que la organización ha afrontado hasta ahora. Japón entra en la fase decisiva de su puesta a punto para el evento, y lo hace con una ilusión y un espíritu olímpico renovados después de que los atletas nipones cuajaran una brillante actuación en Brasil, donde lograron 12 oros, muy cerca del objetivo (14) que se marcó el país. Tras la ceremonia de clausura en el estadio Maracaná -en la imagen-, a la que asistieron el primer ministro nipón, Shinzo Abe, y la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, entre otras autoridades, la bandera olímpica llegará a Tokio el próximo día 24 en un acto simbólico.