En las montañas la brotación de la flor del eléboro a fines de enero es el primer anuncio, en medio del invierno, de que la primavera prepara sus desfiles florales. En seguida llegan las violetas. Pero también pueden descifrarse las estaciones por la pudrición de las flores, y es, asimismo, la del eléboro la primera en agostarse, mucho antes de agosto, ya en junio. De igual modo, hay dos buenos espectáculos en las copas de los árboles.

El primero está ahora en cartel en la media montaña, donde compiten en verdor hayas, fresnos, robles, espineras y avellanos, mostrando cada especie su carácter. El segundo llegará en noviembre, cuando, antes de desnudarse para la invernada, montan una fiesta colorista en la que sacan por última vez los mejores trapos.

Tejos y acebos, en cambio, permanecen vestidos todo el año, como si las estaciones no existieran. Es gente seria y poco amiga de fiestas.