Hoy no escribo sobre política y nada que esté de alguna forma relacionado directa o indirectamente con este tema y créanme que me ha resultado harto difícil hacer un ejercicio de imaginación para encontrar algo diferente. La primera conclusión que extraigo es que toda nuestra vida está politizada y condicionada veinticuatro horas al día los trescientos sesenta y cinco días del año.

¿Esto es bueno? Pues no lo sé, lo que sí parece es que es bastante cansino y que aburre a las ovejas estar todo el santo día dando la vara a nuestros congéneres sobre si este o aquel hizo o dejó de hacer.

La realidad es que nos lo ponen bastante difícil, porque cuando no es que meten la mano en la caja, toman decisiones en función de no sé qué conocimientos adquiridos o prestados, que al final repercuten en el desarrollo de la vida cotidiana de todos nosotros y, lo que es peor, de ellos mismos y sus hijos sin enterarse de la misa la mitad.

Claro que si echamos un vistazo a nuestro alrededor, comprenderíamos cómo con gobierno de la nación, gobiernos autonómicos, cabildos, diputaciones y ayuntamientos no dejan ni un resquicio para, ya no digo la improvisación, sino para poder equivocarnos a gusto.

Ahora con las elecciones andaluzas y asturianas, como siempre, todos ganan y ninguno pierde. No se dan cuenta de que no lo pueden todo, como sí habría que agradecerles el mal que dejan de hacer, como se agradece a otros un beneficio.

La verdad es que escribir es una cosa pesada, y como el que escribe quiere que el lector le comprenda, no ahorra palabras para convencerlo. A mí me gustaría mucho poder leer alguna cosa escrita por el lector. Y espero que él será tan indulgente como yo lo sería con él.

Para no escribir ya se me está haciendo esto bastante pesado y me queda poco argumentario para no caer en el tedio, ya que un buen escritor no escribe jamás. Inventa a partir de su experiencia personal, y habla de las cosas como si tuviera conocimiento de ellas, sin tenerlo, pero sin errores por inverosimilitud.

"Día fatal aquel en que el público descubrió que la pluma es más poderosa que el adoquín y puede ser arma más ofensiva", Oscar Wilde.