A las once y media de la mañana del pasado jueves Telde festejó la visita de Juan Domínguez, vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria. Domínguez hace de todo, prácticamente: Infecar, Moda Cálida, el Matadero..., consejero de esto, de aquello, una purriá para un hombre solo, sinceramente.

Un día va a pasar que le ponga un bikini de Moda Cálida a una vaca desollada. Usted va a salir del Cabildo y puede que Domínguez esté en la cancela y le aconseje cerrar la boca para no coger corriente. O que le anime a mirar para los dos lados para que no le atropelle un coche. Pero, para cubrir toda la gama de consejos que puede dar Domínguez necesita asesores, muchos, ya que no existe ningún mamífero que abarque todo el conocimiento generado por la Humanidad.

A Telde, por ejemplo, llegó con seis. Los dos primeros le asesoraron cómo tomar la circunvalación. Otros dos en el desvío a la derecha por la GC-1, uno para indicar la dirección a San Gregorio y el último para aparcar. Solo tiró de seis de los doce que tiene. Los seis restantes es por si va más lejos, como a Mogán, o peor, si tiene que subir a un ferry y se le ocurre entrar por el garaje.