En este día de 1927 Elias Canetti experimentó una visión que cambiaría su idea del mundo. De ahí arranca la obra que ocuparía su vida y le llevaría al Nobel: Masa y poder. Lo que vio Canetti en las calles de Viena, en una revuelta frente a los barruntos criminales del fascismo austriaco, fue a una masa humana moverse por las calles, como si fuera un gran animal o las llamas de un incendio, en el que las chispas carecen de entidad propia y forman parte de un ser más vasto.

Los individuos, en aquel instante, ya no tenían cuerpo, era la masa humana la que lo tenía, absorbiendo toda la energía de las personas y vaciándoles la voluntad. Esa visión fue premonitoria del fascismo en gestación, aunque quienes se movían por las calles fueran enemigos del fascismo. Su atisbo profético no señalaría un camino a la ciencia, pero es uno de los momentos altos de la mente humana en todo el siglo XX.