En la feroz batalla que libró el Ayuntamiento de Las Palmas con la concesionaria del abastecimiento de aguas de la ciudad, City of Las Palmas Water and Power Company, hay una anécdota digna de difundir. Entre las sonadas quejas de los vecinos de la Isleta, 1931, a causa de que el agua no llegaba a los pilares cercanos a sus casas, destacaban las de los vecinos de la calle Faro. El alcalde para acallar esas quejas envió un oficio a la City, diciendo que no había agua en el pilar de la calle Faro y que la restableciera urgentemente. A vuelta de correo nuestro flamante político recibió la respuesta: "No nos extraña que no reciban agua en el pilar de la calle Faro porque allí no hay pilar". Cinismo británico.

Igual se puede decir de los tan aireados y prometidos, hace meses, 100.000 millones de euros para la banca, que no se liberan porque aún no se han fijado las condiciones de la aplicación y devolución del dinero. Pasa el tiempo y se desacredita, aún más, la operación. La realidad es que el dinero no ha llegado todavía a los bancos, entre los cuales Bankia boquea como pez agonizante, en su particular posición de mantenido del Gobierno, que se aferra más a ocultar su pasado que a cortar sus pérdidas de más de cuatro mil millones en el primer semestre de este año, mientras la estafa de las preferentes y obligaciones subordinadas sigue amargando a los miles de estafados.

La nueva reforma financiera del Gobierno, ¡otra más!, es aparte de un baúl de incógnitas, una contradicción en la presunta doctrina neoliberal del PP, en su vertiente de intervencionismo que no se decide a la nacionalización parcial de los bancos, y utiliza su juguete de Deuda y FROB para acercarse, alejarse, amedrentar, adular y comprar a los capitalistas. No es de extrañar que hayan parido un Decreto Ley ¡claro está! farragoso. Han llegado a la misma conclusión que F. Hayek, en su afirmación de que la intervención en la economía, siempre, y en todo lugar, es el inicio del totalitarismo. La diferencia con lo que hace el PP es que la intervención la hace ya desde el totalitarismo. Más fácil, todavía. Totalitarismo que resuma continuamente con su manejo de la policía, que en abultado número, vigila e interviene en las manifestaciones, lo que acaba con detenidos y heridos, como en este pasado 25 de septiembre. Son incapaces de saber que la violencia engendra violencia. La violencia comienza con la amenaza. Lo de que el año que viene se pagará más por la deuda que por el capítulo de personal de los Presupuestos del Estado es tema para otro artículo.

Nuestra dependencia ciega y servil de Europa nos hace recordar la frase de Jerzy Griedroyc, el editor de la revista Kultura, la de mayor proyección de Polonia, quien en la era comunista afirmó que lo único que se puede sacar de Occidente es dinero y lágrimas. Por el momento, nosotros, solo estamos sacando lágrimas. Y hasta llego a preguntarme -como tantos otros- si la integración europea no es sino un pensado complot capitalista, que ha puesto en marcha las ruedas sin tener disponible el motor. Todo lo dicho, inclusive el bochornoso banco malo, está desplazando una y otra vez al verdadero problema, al gran problema: el crecimiento y el paro, escondido entre hojas de periódicos afines para que no se oiga su zumbido acusador, edulcorado con ignorancia, confusión y mentira. Mamá Lola de Cospedal, una réplica de Alfonso Guerra, pero sin su mordacidad y su cultura, nos distrae como el practicante que te pone una inyección tocándote otra parte del cuerpo, con la disminución de los parlamentarios de Castilla-La Mancha. Un bocadillo mañanero para amansar las fieras. No, Mamá Lola, hay que hacer la reforma institucional completa, sin tapujos y engaños. Tienen que caer instituciones inútiles, privilegios y prebendas. Estamos hartos de ver cómo la peste se combate, con pastillas Juanola. Oiga al Ministro de Exteriores alemán, el liberal Guido Wasterwelle, quien en recientes declaraciones a la prensa dijo: "No se trata de gastar más sino mejor". Pero para gastar mejor hay que hacer un análisis independiente y completo. A la vista está que no lo han hecho cuando han segado gastos esenciales como los de Sanidad, Educación y Cultura.

Y acabo, de la mano de la metáfora del pilar de la calle Faro. Si se abriera su llave ahora solo encontraríamos el agua tan pútrida que habría que cerrarla inmediatamente, aunque se oponga la City (Europa).