La declaración judicial de la infanta Cristina, en calidad de imputada, ha llevado a la superficie de lo visible en los medios un debate nunca cerrado: el del derecho de los imputados a mentir durante su interrogatorio. Como se sabe, quien es llamado como testigo tiene la obligación de decir verdad, pero quien acude como imputado puede acogerse al derecho constitucional de no confesarse culpable y no declarar contra sí mismo. Me cuentan que tal derecho ya estaba vigente antes de la constitución, cuando la ley de enjuiciamiento criminal eximía a los procesados de jurar decir verdad, con lo que no se les podría acusar de perjurio. Algunos juristas y profesores han salido estos días a la palestra a afirmar que el precepto constitucional se puede cumplir sin amparar la mentira, que siempre es muy fea: basta con negarse a responder a las preguntas. En sentido contrario se podría interpretar que el silencio daría pistas de culpabilidad al instructor, lo que constituiría una forma indirecta de autoincriminación. Y en cuanto a usar vaguedades del tipo "no lo recuerdo" o "no me consta", serian mentiras completas en el caso de que se acordara y le constase. Reflexionando sobre todo ello, con el poco fundamento de quien solo estudió algún precepto legal para sacarse el permiso de conducir, se formó en mi cabeza un dialogo tan imaginario como improbable entre el juez del partido de Linares y el toro Islero, a la sazón imputado por la muerte del torero Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, Manolete. La conversación era del siguiente tenor:

Juez: Señor imputado, ¿mató usted a Manolete?

Islero: Para nada, señoría.

Juez: ¿Está usted seguro de no haber corneado mortalmente al antes citado maestro, con el resultado de su fallecimiento?

Islero: Que no, señoría, que yo no he sido, por la gloria de mi madre.

Juez: ¿No me estará usted mintiendo?

Islero: Se lo juro que no, señoría, por estas cruces.

Juez: ¿Sabe usted que si me miente le puedo acusar de un delito de falso testimonio, castigado con pena de entre seis meses y dos años?

Islero: Si me permite su señoría, ¿cómo puede saber su señoría si estoy mintiendo?

Juez: Si se demuestra que mató usted a Manolete y es declarado culpable, se demostrará asimismo que ha mentido en esta causa judicial.

Islero: Señoría, si se demostrara que yo maté a Manolete y fuera considerado culpable, mi menor problema sería una acusación por falso testimonio.

Juez: Bien visto.