Con motivo del último ataque masivo contra Israel por los terroristas de Hamás, y del lógico derecho a la autodefensa de Israel, han salido en LA PROVINCIA / DLP varios artículos en los que se han escrito, una vez más, cuantiosas mentiras y se ha vertido el más recalcitrante antisemitismo por parte de sus autores, tal y como ha hecho el Sr. Erasmo Quintana el día 6/8/2014, en el periódico de su digna dirección, por medio del artículo titulado "Estado de Israel: holocausto palestino".

No podemos, por falta de espacio, desmontar punto por punto todas las mentiras nauseabundas de quien se pretende columnista. Queremos simplemente recordar hechos históricos contrastables, para que los lectores no sigan engañados. Aproximadamente 600 años antes de Nuestra Era, la región que el autor del citado artículo llama Palestina, no se llamaba así; se llamaba Reino de Judea e Israel. Estaba gobernado por el rey Josías, y poblado por judíos e israelitas. ¡Entonces los árabes no estaban asentados en Israel, ya que la invasión árabe se produjo a partir del siglo VII de Nuestra Era. ¡Sólo 1.300 años de diferencia! ¿Un error casual o deliberado del autor?

Es el emperador romano (de origen hispano) Adriano quien, en el año 135 de Nuestra Era, denominó a esta región Siria-Palestina, recordando a los desaparecidos filisteos (enemigos de los judíos y de los egipcios; asentados en lo que corresponde a la franja de Gaza), con el fin de humillar a los judíos, después de aplastar la segunda gran revuelta judía en un baño de sangre y fuego. Los filisteos aparecen en la literatura egipcia en el s. XII antes de Nuestra Era, venidos del norte, mezclados con otras poblaciones hostiles, conocidas colectivamente de los antiguos egipcios con el nombre de pueblos del mar (pueblos originarios de Creta). Después de sus confrontaciones con los egipcios, los filisteos se asentaron en la banda costera del suroeste de la tierra de Canaán, es decir, en una región centrada en la actual Franja de Gaza.

Después de los romanos, Judea e Israel fueron conquistadas por persas, helenos, bizantinos, árabes, cruzados, árabes de nuevo, mamelucos y finalmente por los turcos otomanos, hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Entre 1920 y 1922, la Sociedad de Naciones desmanteló el Imperio Otomano y encargó a Inglaterra el mandato de una región que se corresponde con el Israel y la Jordania actuales. Fue entonces este el territorio que se dividió con la aprobación de la ONU en 1947, llevándose más del 80% la familia del rey Abdalá para crear Jordania, y menos del 20% el pueblo judío para crear el Estado de Israel (que poseía más del 70% de las tierras compradas a los terratenientes árabes desde el siglo XIX); así que estamos muy lejos de la mitad, tal como lo describe el Sr. Quintana. La partición se había gestado en 1917, es decir 30 años antes de la Shoa, por el gobierno de Su Majestad Británica, siendo lord Balfour, Ministro de Asuntos Exteriores, quien la hizo pública a través de la famosa declaración que lleva su nombre, presionado por la creciente emigración de los judíos que huían de las constantes persecuciones rusas y europeas, y que deseaban crear un Hogar Nacional Judío. Después de mentir sobre hechos históricos comprobados, el autor del artículo exhibe sus prejuicios raciales, con su teoría de la especie humana que divide en grupos a los que llama "razas", intentando despertar en sus lectores los viejos demonios antisemitas, a través de clichés nauseabundos que el propio Goebbels no hubiera desmentido. Nos explica que "los judíos siempre han tenido un talento natural para las finanzas". ¡Que me expliquen esto! ¿Existe un gen de las finanzas? Sobre todo que no me responda el Sr. Erasmo Quintana, pues me temo que nos inundaría de teorías eugenésicas dignas de Galton o Köster. Aclaramos, para entendernos, de dónde le viene esta idea tan absurda. Como es sabido, lo largo de la Edad Media, progresivamente en toda Europa, los judíos fueron excluidos del sector de la agricultura, de la construcción, de los oficios militares y públicos, y se vieron abocados y tolerados como prestamistas, oficio prohibido a los cristianos por Santo Tomás de Aquino y por el papa Gregorio IX. El uso deliberado del vocablo "usura", crea confusión entre lo que es una actividad comercial, y otra social y legalmente reprobable, y da a entender, erróneamente, qué es lo que provocó las expulsiones o la condena a la hoguera de los judíos. La realidad de entonces era simplemente que para deshacerse de unas deudas, hay que deshacerse primero de sus acreedores. Y resulta que, paradójicamente, los deudores principales de los judíos eran la nobleza y los reyes de los diferente reinos cristianos europeos (Castilla, Aragón, Navarra, etc). Evidentemente, el pretexto siempre había sido el asesinato de Cristo, considerado como deicidio, y el brazo acusador cómplice, la Iglesia, a través de la Inquisición.

Una vez hechas estas puntualizaciones históricas, examinemos ahora otro argumento tendencioso del autor del artículo: "Un nuevo avance judío en territorio palestino". ¿Qué es un territorio palestino?, pues jamás existió tal país o Estado en la historia, ya que nunca se había mencionado a este supuesto pueblo hasta los años 70 del siglo pasado en un periódico holandés como el Trouw de Verdieping, que recoge en 1977 estas declaraciones del líder histórico de la OLP, Zuheir Mohsen: "? Somos todos parte de un mismo pueblo: la Nación Árabe. Sólo por razones políticas y tácticas sostenemos la existencia de una identidad palestina. Porque es de interés nacional de los árabes abogar por la existencia de los palestinos como una forma de oponernos al Sionismo. Sí, la existencia de una identidad palestina independiente se debe sólo a razones tácticas. El establecimiento de un Estado palestino es una nueva herramienta para continuar la lucha en contra de Israel y a favor de la unidad árabe... Así, una vez que hayamos recobrado todo derecho en toda Palestina, no dudaríamos siquiera un minuto en unir Palestina y Jordania..." Es cierto que existió una región llamada Siria-Palestina por los romanos, pero jamás ha albergado un pueblo palestino, cuya existencia es el mito más vergonzoso de estos 50 últimos años.

Pasamos al "nuevo avance judío": Israel se retiró unilateralmente de Gaza en 2005, fecha del inicio del lanzamiento de cohetes, morteros y misiles contra la población civil israelí vecina, a razón de uno cada 10 minutos desde estos dos últimos meses. Si eso se llama "avance", habría que explicarme lo que es un retroceso. Ahí llegamos al argumento moderno de los antisemitas que se esconden detrás de un antisionismo renovado: comparar la Alemania nazi, que exterminó, entre otros, a seis millones de judíos desarmados e inocentes (cuyo único crimen era creer en el Dios de la Tora), con el Estado de Israel que mata a los "pobres palestinos desarmados". Escribe el autor: "Las víctimas de ayer son los verdugos de hoy". ¿Pero qué querría el autor del artículo que ocurriese? ¿Israel tendría que pedir perdón por defenderse? ¿Israel tendría que dejarse asesinar? Los bárbaros de Hamás usan los edificios civiles (escuelas, hospitales, viviendas, cementerios, etc) como bases de almacenamiento y de disparo de sus armas mortíferas. Hasta el propio Ban Ki Moon ha reconocido que las escuelas de la Unrwa (¡que no se dieron cuenta de lo que pasaba en sus aulas previamente y durante el conflicto!) sirvieron de base de lanzamiento de la facción terrorista que sigue amenazando a los civiles israelíes. Usan la población civil como escudos humanos, propio del terrorismo árabe. En cambio, Israel protege a sus civiles con los misiles cuando los terroristas de Hamás protegen sus misiles con sus civiles. ¡Israel intentó por todos los medios limitar el número de bajas civiles gazatíes a costa de la seguridad de sus propios soldados y ciudadanos! ¿Qué más desea el Sr. Quintana?; que Israel firme la Carta Magna de Hamás que declara: "Israel existe y continuará existiendo hasta que el Islam lo borre, como ha borrado a muchos más antes de él. El profeta declaró: el día del Juicio Final no llegará hasta que los musulmanes maten a los judíos. Donde el judío se esconda: detrás de las piedras, detrás de los árboles". ¿A qué llama genocidio de quién? Pero ya que hablamos de genocidio, hagamos algo de matemáticas. El genocidio de los armenios por los turcos hizo desaparecer a la mitad de su población; el genocidio de Ruanda ha costado la vida al 88% de su población; el genocidio de los judíos se saldó con la muerte de 2/3 de la población judía europea. Paralelamente, los "árabes de la parte israelí de la Palestina del Mandato Británico" eran 725.000 en 1948, hoy se estima su población en 7.000.000. ¿Señor Quintana, conoce Ud. muchos genocidios que hayan permitido a su población multiplicarse por 10 en 60 años, cuando en el mismo periodo tiempo la media de crecimiento de la población mundial ronda 2,7 y la media europea 1,5? Pregunta retórica, a la cual no hace falta que me responda, pues ya todos conocemos la respuesta: ¡ninguno! De paso queremos señalar que Jerusalén es la capital de Israel, guste o no guste; ya sabemos que muchos estados niegan (hecho único en el mundo entero) el derecho a Israel de elegir libremente su capital. Desde la "Solución final a la cuestión judía" de los nazis y luego, de nuevo, desde el restablecimiento del Estado de Israel en 1948, el tema del complot judío ha sido el pretexto a la mentira, a la propaganda incitando al odio. Se ha nutrido de falsificadores históricos que mienten directamente y sin vergüenza, o como el Sr. Quintana, utilizan atajos peligrosos destinados a engañar al lector. Desde hace algunos decenios, la propaganda del racismo o la apología del nazismo y del antijudaísmo, están tipificados como delitos legalmente punibles, razón por la cual algunos movimientos o individuos han escondido su odio al judío detrás de unos argumentos políticos y pseudo humanistas que no engañan a nadie. Este antijudaísmo nuevo, llamado hipócritamente antisionismo, ha desarrollado una sistemática oposición a Israel, fundada sobre el más rancio odio racial. Señor Quintana lo que Ud. intenta hacer es llevar a sus lectores a su terreno pantanoso, hacerles pensar que siempre quiso creer en la humanidad, y en la protección del débil de las agresiones del fuerte, pero lo único que ha conseguido con estos métodos es utilizar las mismas armas que los inquisidores de antaño, las mismas armas retóricas que los falangistas, que Ud. criticaba ayer.

Señor Erasmo Quintana, ya que Ud. declara calafatear, le animo a que vaya calafateando su cultura que hace aguas por todos partes, especialmente en cuanto a la Historia que falsea a ultranza, reescribiéndola para satisfacer sus prejuicios raciales. Si realmente desea defender intereses y poblaciones civiles, hágalo manifestándose por los niños sirios o iraquíes asesinados por los islamistas, por los cristianos asesinados en todos los países donde el islamismo radical opera. Hágalo manifestándose por el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán, del pueblo gallego, del pueblo vasco... Claro que no se mueve ni un ápice por todos estos pueblos que acabo de citar, porque no le permite vomitar sus mentiras y su odio al judío. Así que por favor, no pretenda dar lecciones de historia y humanidad a los judíos y menos levantar a sus compatriotas contra los judíos. Su odio huele, y de lejos.