La operación Púnica, que se llevó a cabo este lunes con la detención de medio centenar de personas en varias provincias españolas, ha provocado reacciones inéditas. En lugar del gastado discurso "hay que respetar la presunción de inocencia" o "dejemos que actúe la justicia", esta vez los voceros del bipartidismo han sacado el látigo contra los sospechosos. Frente al habitual cierre de filas en esta ocasión desde Génova y Ferraz gritaron "rompan filas" y echaron de sus filas a los detenidos.

En Canarias la reacción del PP fue diferente. A las 9 de la mañana en un acto en las Casas Consistoriales de la capital grancanaria le preguntaron al ministro de Turismo y, sobre todo, Energía, por la operación Púnica. José Manuel Soria tiró del argumentario que Génova tenía hasta el pasado domingo: "La corrupción es una lacra que no está siendo protagonizada por toda la clase política sino por una minoría, y por tanto yo comprendo perfectamente la indignación de la sociedad". Pero añadió algo de su cosecha: "Pero también quiero decirles que como político desde hace ya muchos años yo soy el primer indignado con ese tipo de prácticas". Aquí quiero felicitar a mis colegas porque fueron capaces de aguantar la risa y agarrar el micro mientras escuchaban esa solemne declaración del presidente del PP canario.

Reconozco que a mí me hubiera costado reprimir las carcajadas. Porque el Excelentísimo Indignado no ha tomado ninguna medida disciplinaria contra las decenas de cargos públicos imputados por corrupción que ha tenido el PP durante su mandato. Al contrario, como ocurre en Valencia, en el PP de Canarias estar imputado se convierte en una garantía para lograr un puesto destacado en las listas electorales. A los hechos me remito: Carmen Castellano, alcaldesa de Telde, la Fiscalía pide para ella 5 años de cárcel por el caso Faycán (solo falta señalar la fecha del juicio, que se ha retrasado porque el juez Emilio Moya, exviceconsejero de Justicia con el PP, declaró que no quería perjudicar su campaña electoral); Francisco González, alcalde de Mogán (en su día fue detenido en la operación Góndola pero tiene otras causas); Carlos Sánchez, portavoz del PP en el Cabildo (caso Brisan); el diputado Jorge Rodríguez, portavoz económico en el Parlamento mientras estuvo imputado en el caso Grupo Europa. El diputado autonómico salió absuelto porque, según el tribunal, no se podía demostrar si lo que hizo fue tráfico de influencias de un dirigente del PP en ayuntamientos del PP o un honrado trabajo de abogado independiente que no se valía de su puesto en la dirección del partido para beneficiar a una empresa que, según la sentencia, sobornó a políticos y funcionarios. Pero Soria no es una rara avis en Canarias. También Coalición Canaria se ha distinguido por cerrar filas ante sus sospechosos y sus condenados. Protegió al exalcalde de Arona después de ser condenado por prevaricación, utilizó el Parlamento canario para nombrar a Miguel Zerolo senador después de su imputación en el caso Las Teresitas y cuando tenía otras causas pendientes. En el PSOE José Miguel Pérez se estrenó como máximo dirigente en marzo de 2010 con tres imputados en su ejecutiva (José Luis Delgado, caso Arona), Ana Lupe Mora (caso Varadero) y Juan José Dorta, imputado por prevaricación. Cuando los críticos a Pérez le echaron en cara esas malas compañías, el líder socialista respondió que él no sabía que estaban imputados. Por no hablar de las malas compañías conejeras de Nueva Canarias, que puso en su lista al Congreso de los diputados a José Francisco Reyes cuando ya se sabía qué clase de personaje era (me eché a llorar cuando me lo pusieron en la lista, me dijo un candidato).

Y usted se preguntará: ¿por qué a estas alturas de la película se escandalizan, por qué ahora piden perdón, por qué ahora sí abren expedientes disciplinarios? Pues porque las encuestas están diciendo que se les puede acabar el cuento, que podría ocurrir que a las instituciones llegue gente sin pasado, gente que no esté patrocinada por grandes empresarios carne de indulto. Y entonces sí que se pone la cosa peligrosa, porque no valdría el "y tú más", no valdría el "no me mires las facturas en el ayuntamiento que yo goberné porque yo te miro las tuyas, o porque afectan a una empresa que nos patrocina a los dos". En la primera página de su libro sobre la camorra napolitana Gomorra el periodista Roberto Saviano pone una cita de Nicolás Maquiavelo: "Los que vencen, cualquiera que sean los medios empleados, nunca se avergüenzan". Ocurre que ahora los partidos del sistema están viendo que podrían ser derrotados, por eso empiezan a tener vergüenza preventiva. ¿Cree usted que quieren acabar con la corrupción?, podría preguntarme un encuestador. Yo no podría responder "Sí", tampoco respondería "No", yo diría: Puajjj.

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