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TEATRO 'La gran ilusión'

Por arte de magia

Aunque tenga título de una película dirigida por Jean Renoir, La gran ilusión es un espectáculo de ilusionismo de Antonio Díaz, más conocido como Mago pop, que reúne gran parte de las diferentes disciplinas y efectos que en la actualidad forman este verdadero arte escénico conocido comúnmente como magia.

Todo comienza con una pantalla en la que se proyecta un vídeo en el que el actor y director teatral Josep María Pou, el humorista y presentador Berto Romero y la actriz Emma Vilarasau, nos cuentan creer que Antonio Díaz vive sin saberlo dentro de un programa de telerrealidad del tipo de la película El show de Truman.

A partir de entonces vemos todos los elementos con los que por obligación tiene que contar en la actualidad la magia de escena, esa parte del ilusionismo que se representa dentro de un teatro o en un programa de televisión, pero dentro de un show de magia cómica que a veces recuerda a Juan Tamariz pero sin el histrionismo.

Antonio Díaz se oculta tras un panel para desaparecer y reaparecer de inmediato montando en bicicleta por el pasillo del patio de butacas. Se adentra en la cartomagia, magia con cartas, para entre otras cosas, convertirse en una increíble fuente inagotable de naipes.

Pronto, cuando la cartomagia empieza a aburrir, mantiene a los espectadores anonadados demostrando que es capaz de jugar con el tiempo, viajando al pasado en dos ocasiones. En la primera lo vemos dar marcha atrás al modo en el que se rebobina la acción en un vídeo, lo cual comienza con una inclinación de cuarenta y cinco grados en el escenario, que parece desafiar las leyes de la gravedad, e incluye el previsible truco del periódico roto y recompuesto.

En la segunda viaja al pasado para encontrarse en una playa consigo mismo de niño.

Para mantener absorto al público, de la magia de escena pasó a la magia de cerca, que vimos a través de la pantalla, con un número de cartomagia y otro de numismagia, magia con monedas, combinado con un efecto de penetración dentro de un vaso. Todo volvió nuevamente a la magia de salón, con un efecto de sombras y suspensión, y la típica transportación de un espectador de un lado al otro del escenario, que sin embargo fue el efecto que más sorprendió al público.

El espectáculo incluyó varias canciones, con temas poco frecuentes en el ilusionismo español como Bigmouth strikes again de la banda británica The Smiths, lo cual revela la fuente de inspiración del ilusionista de moda.

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