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En voz alta

Cómo justifican liquidar la intervención en Emalsa

Hace unos días, pocas horas después de enviar a LA PROVINCIA el artículo Marcha atrás en Emalsa, este periódico publicó una extensa entrevista al nuevo concejal delegado de aguas del Ayuntamiento, Roberto Santana. Me llamó la atención que utilizara el mismo argumento y hasta las mismas palabras que el alcalde para justificar que la intervención en Emalsa era una farsa. Ambos se refirieron a la intervención como sui géneris, palabras utilizadas también por el Interventor en su cuarto informe. El concejal añadió como explicación "que no tiene clasificación alguna" y el alcalde que "ni desplaza los órganos de gobierno y gestión de Emalsa, ni ejerce función fiscalizadora alguna", repitiendo las palabras que el interventor Rafael Bolívar dice en ese cuarto informe.

Ambos, alcalde y concejal, dicen parte de la verdad, pero no toda, y sabemos que una verdad a medias es la peor de las mentiras. Bolívar, a continuación de esa frase arriba citada, dice: "Sus objetivos, los de la Intervención, están relacionados con el conocimiento de la situación y de los factores que afectan a la continuidad de los servicios prestados, y ello bajo la premisa de plena sintonía con la concesionaria. A estas alturas del proceso de intervención es constatable la escasa colaboración de la concesionaria".

Parece que el alcalde y el concejal no hubieran leído el escrito del 26 de marzo de 2014, que es un extracto de lo acordado en la junta de gobierno del 17 de marzo y que está firmado por el alcalde. Tiene solo cuatro páginas y unos pocos puntos, pero en él se detalla que el acuerdo de "intervención en los servicios concesionados del Ciclo Integral del Agua es para garantizar su prestación en el presente y en el futuro?". Se especifica el alcance de la intervención en doce detallados apartados y se indican con total claridad las atribuciones, la misión y funciones del Interventor municipal en Emalsa en otros siete apartados muy concretos.

Efectivamente, Bolívar no fue a Emalsa a desplazar a los órganos de gobierno y gestión, pero sí a recabar información de lo que está pasando en la compañía, que presta un servicio esencial a la ciudadanía. Información que, como es sabido, Emalsa había eludido enviar al Ayuntamiento a pesar de que se la había requerido muchas veces durante años. Todo ello sin entrar en detalles escabrosos de lo que pasó en el cuatrienio 2007-2011, que está pendiente de resolverse en los juzgados, a denuncia interpuesta por la Fiscalía Provincial de Las Palmas en la que se dice "toda vez que Emalsa se financia, esencialmente, del precio público del agua" o sea, con el dinero que pagamos los ciudadanos.

Por lo tanto, y con un mínimo de dedicación a la lectura de los antecedentes, parece evidente que las declaraciones del concejal delegado de aguas y las del alcalde se caen solas. Augusto Hidalgo no cayó en paracaídas en el Ayuntamiento el 13 de junio. Tuvo una campaña con sus compañeros de partido, tiene buenas relaciones con algunos de ellos, que estuvieron en el último mandato en la corporación, y ha debido tener información de lo que ha estado pasando entre el Ayuntamiento y Emalsa durante los últimos veintidós años. Igual la palabreja a utilizar en vez de "Interventor" tenía que haber sido otra, pero no hay ninguna duda de para qué fue Bolívar a Emalsa y qué funciones tenía que desempeñar. E Hidalgo debería saberlo.

Además, la intervención sui géneris ha obtenido resultados comprobables, como el incremento de la producción de lodos tratados y evacuados desde Barranco Seco, entre otros. Es verdad que, por lo que se desprende de sus últimos informes, Bolívar se ha sentido solo y a veces puenteado por el Ayuntamiento, pero eso no es motivo para acabar con la intervención.

El alcalde en alguna de sus entrevistas dijo: "Ya me gustaría a mí haberme encontrado con informes de la llamada intervención que dijeran 'oigan, se ha incumplido esto e iniciamos el expediente sancionador pertinente". Parece que no ha leído con suficiente atención lo que, por ejemplo, dice el 3er informe en su punto 2, apartado a: "Lo relevante de esta cuestión, más allá de cómo concluya el expediente de la facturación de saneamiento, es la constatación inequívoca de que el contrato ni se cumple ahora ni probablemente se ha cumplido nunca". En el último párrafo del mismo apartado concluye: "En estas condiciones es opinión de este Interventor y así lo eleva a la Junta de Gobierno de la Ciudad que procede dar instrucciones a los Servicios Centrales del Ayuntamiento para que evalúen la posible denuncia del contrato de saneamiento y depuración por incumplimiento manifiesto y posibles daños irreversibles al medio ambiente que pueden estar ocurriendo, así como la constatable degradación de la infraestructura de saneamiento" Más claro, agua. Desde la Unidad Técnica del Agua nunca se habría tenido información para poder hacer estas afirmaciones.

Es evidente que, con lo que se dice en los informes de Rafael Bolívar, la situación de la producción de agua, del saneamiento y la depuración, sigue siendo muy problemática en nuestra ciudad.

"Se acabaron los líos con el agua en esta ciudad", dijo Augusto Hidalgo en la rueda de prensa del 13 de julio, en la que anunció el fin de la intervención en Emalsa. Me gustaría tener que darle la razón, pero mucho me temo que nada más lejos de la realidad. Y advierto, si para "acabar con los líos" se recurre al aumento del precio del agua o de la depuración, en momentos de crisis y de inflación cero o negativa, mala solución.

(*) Exconcejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

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