El siempre vigilante Juan Adolfo Álvarez no deja pasar una. Llama para denunciar el estado de una docena de postes de la luz de madera entre la rotonda de Bañaderos en Arucas y la isleta del pagador en Moya, con un lamentable aspecto, colgando cables y más propio, según dice, de una "isla del Tercer Mundo" que de la Unión Europea más moderna. Ahí queda el lamento. Detalles menores que hacen grande el espacio.