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El análisis

El acuerdo del Pacífico, un toque de atención a la Unión Europea

Tras cinco años de negociación, el pasado 5 de octubre en Atlanta, se adopto el acuerdo del Pacífico, que alumbra un bloque comercial que competirá con China y desplazará hacia Asia el centro de gravedad de la economía mundial.

Si el acuerdo del Pacífico tuvo su final feliz, las negociaciones de libre comercio entre la UE y Estados Unidos (TTIP-Transatlantic trade and investiment partnership) suponen un importante toque de atención para la UE, cuyas autoridades, tras largos años de diálogo, siguen enfrascadas en arduas y complejas negociaciones con Washington para lograr una asociación similar y, de este modo, fortalecer las relaciones comerciales entre ambas potencias.

Junto a Estados Unidos, el Acuerdo del Pacífico lo suscriben países latinoamericanos como Chile, Perú, y México, además de Japón, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Vietnam, Malasia, y Brunei. Juntos representan el 40% de la economía mundial y un tercio del comercio.

El acuerdo prevé desde una rebaja de los aranceles para productos agrícolas a la regulación de la propiedad de productos tecnológicos y farmacéuticos y la creación de instancias de arbitraje que, según los críticos, erosionará la soberanía nacional.

Los defensores del acuerdo, con Obama a la cabeza, argumentan que la caída de los obstáculos comerciales impulsará las exportaciones y creará empleo.

Un estudio citado por la Administración Obama habla de unos ingresos derivados del acuerdo, de 223.000 millones de dólares anuales, 77.000 de los cuales corresponderían a EEUU.

No se trata solo de crear la mayor zona económica del mundo, sino de ejercer de contrapeso a China en la pugna por la influencia en la zona.

Mientras continúa la negociación de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (Tipip), que posiblemente concluirá después de Obama, tal como se están desarrollando los acontecimientos y las protestas en las grandes ciudades europeas, como Berlín, que ha sido una de las más grandes que se recuerdan en los últimos años en Alemania, bajo el lema "Por un comercio mundial justo "y han criticado también el acuerdo económico y comercial con Canadá (CETA).

Los detractores de esos dos tratados comerciales temen un debilitamiento de las normas europeas y un deterioro de los estándares ecológicos y sociales y exigen poner fin a las negociaciones con Estados Unidos y no ratificar el acuerdo alcanzado con Canadá.

Los sindicatos no están en contra del comercio mundial ni rechazan la globalización, pero creen que los "frutos de la globalización siempre están mal repartidos". Como vemos el acuerdo EEUU y la UE va para largo, los sindicatos piden unidad de fuerzas para evitar que los derechos de los trabajadores se conviertan en un "juguete a merced de la globalización desenfrenada".

Sin embargo, el vicecanciller y titular de economía de Alemania, Sigmar Gabriel, hizo campaña en todos los medios alemanes a favor del acuerdo comercial con EEUU. "EL TTIP no es bueno ni malo", sino que depende de lo que nosotros hagamos con él.

El pacto comercial entre Estados Unidos, Japón y 10 países del Pacífico es un triunfo económico y geopolítico de Obama, pero tendrá que ser ratificado por los distintos parlamentos y, de momento China queda excluida, la existencia de un texto consensuado ya concede una notable ventaja comercial a los países del Pacífico respecto a Europa.

En el Congreso de EEUU, las posturas del Partido Demócrata de Obama y las del Partido Republicano son muy contrarias, el primero ha sido un partido muy ligado al libre mercado y el libre comercio y el segundo, al proteccionismo, por lo tanto, se avecinan grandes debates sobre el tema, propiciados, cómo no, por elecciones presidenciales, y donde han entrado también los sindicatos estadounidenses que están convencidos de que el TPP acelerara las deslocalizaciones industriales y la erosión de las clases medias, e incluso organizaciones no gubernamentales como Médicos sin Fronteras, temen que el acuerdo eleve los precios de los medicamentos.

El que puede ser el mayor acuerdo comercial de la historia, y que incluye al 40% de la economía mundial, un actor destaca por su ausencia: China

No es que China vaya a quedar excluida del intercambio. Pekín, cuya balanza comercial alcanzó en 2013 los 351.766 millones de dólares, cuenta ya con acuerdos de libre comercio con 8 de los 12 países miembros del TPP -todos menos Canadá, Estados Unidos, México y Japón. China promueve opciones alternativas al TPP en la región, que abarca cerca de la mitad del comercio global y el 40% de la población del mundo.

Ya trataremos, en otro momento, las repercusiones que puede tener este acuerdo en economías como la de las Islas Canarias, tan vulnerable por la falta de garantías hacia productos sensibles de nuestra región, por lo que tenemos que garantizarnos dentro de ese acuerdo la condición de Región Ultraperiférica, y quizás estemos a tiempo todavía de garantizarnos los mecanismos para que nuestro sector productivo pueda seguir en el tiempo.

(*) Presidente de ASAJA-Las Palmas

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